🔊 Una estrella con tu nombre

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⚠️ TW: Pérdida de un ser querido.

Lena

Hay situaciones en la vida que te marcan. Para bien o para mal.

Gracias a papá, yo siempre he sido fiel creyente que hay dos tipos de cicatrices.

Las que ves.

Y las que no ves.

Tus cicatrices visibles son un recordatorio de algo que pasó, denotan que no lo imaginaste y que no estaba solo en tu mente.

Por ejemplo, como cuando eres pequeño y te caes de la bicicleta porque no fuiste lo suficientemente cuidadoso para andar en ella. Ese dolor es momentáneo, claro que la cicatriz que deja... es para siempre. Sin embargo, el ardor de la herida y la sangre que sale por el pequeño corte paran.

Mi madre siempre decía que el alcohol hacía el truco para esas situaciones. Y luego de unos días, ya estaba fuera de casa y otra vez, a usar la bicicleta como si me la fueran a quitar en cualquier momento.

Creo que en algún punto, mi madre lo pensó. Pensó que quizá quitándomela, dejaría de buscar la adrenalina y la libertad que me daba.

Papá, por otra parte, siempre sonreía con complicidad y decía que si no me caía unas cuantas veces, no aprendería a levantarme sola si él no estaba. Y que nunca sabría cuál era mi límite de dolor.

***

-No. No. No, cielo -dice el hombre mayor negando con la cabeza.

-Pero...

-No. Si te inclinas al lado, vas a perder el balance y te caerás -explica con sabiduría.

-¡Es que no sé cómo mantenerme equilibrada! -exclamo con frustración.

-Y si te enojas, jamás lo sabrás -replica divertido.

Amo a mi papá. Pero ahora mismo quiero matarlo.

-Anda. Móntate de nuevo y te ayudaré -dice cuando ve mi puchero.

Cuando por fin consigo subirme a ella, papá toma el asiento y comienza a empujarme despacio haciéndome mantener el equilibrio. Y en ese momento, por fin siento a qué se refiere cuando dice que montar en la bicicleta te da cierto sentido de libertad.

-No me sueltes. No me sueltes, por favor -suplico mientras fijo la vista en la curva que viene a continuación.

-¿De qué hablas? -escucho su voz, pero no está cerca. Se escucha... lejos... Lo que significa que...

Al regresar la vista hacia él, noto que me ha soltado y está parado a unos metros de mí. Desconcentrarme del camino, hace que no vea una piedra frente a mí y no pueda esquivarla.

Y entonces, lo único que siento al cerrar los ojos es que mi rodilla derecha arde y hay un peso encima de mí que no estaba segundos antes.

-¡Oh, no, Estrellita! -exclama papá. Solo que esta vez ya se escucha más cerca.

Cuando llega a mi lado, se agacha hasta mi altura y esboza una sonrisa que denota su culpabilidad.

-Lo siento, cariño -dice con ternura. Luego, extiende su mano y acaricia mi mejilla. Con cuidado, quita la bicicleta de encima de mí y me toma de los brazos para ponerme de pie. -¿Duele mucho?

Cuando asiento, papá hace una mueca y se agacha de nuevo para inspeccionar la herida. Saca su pañuelo de su bolsillo y cuando presiona en el raspón, suelto un gemido de dolor.

ROMA SIN TI | SUPERCORPWhere stories live. Discover now