📜 La carta (pt. 2)

2.7K 264 102
                                    

***

¿Recuerdas esa vez que fuimos al parque de diversiones y me dijiste que querías que nos hiciéramos una promesa de "amistad"?

¿Esa promesa de "estar para la otra contra todas las adversidades posibles hasta el fin de los tiempos"?

Fue justo antes de que Lex se me declarará en frente de toda la universidad en esa fogata de bienvenida. Honestamente, no sé en qué momento me pareció buena idea decirle a Lex que sí cuando estaba enamorada hasta el cansancio de ti. Pero estoy segura de que sabes que los Luthors tienen fama de tenerlo todo. Y si no lo tienen todo, lo consiguen todo. Él no me dejo mucha opción. Tuve que aceptar.

Ser tu amiga cuando estaba enamorada de ti y saliendo con él fue un martirio, Dy.

Fue un dolor tan grande, que realmente no tengo ni la menor idea de cómo lo superé. Pero esto...

Esto es tres veces peor. Esto es la muerte en vida. Odio tanto verte todos los días y mentirte a la cara. Me muero por decirte lo que está pasando. Me muero por besarte y pedirte perdón hasta el cansancio. Me muero por darte una vida llena de recompensas por lo que estoy haciéndote pasar y por lo que te haré pasar si las cosas salen mal.

Lo siento tantísimo.

La situación en la que me envolví, me obligó a soltarte y tuve que hacerlo para que pudieras vivir.

***

-Andy... -escucho que dicen mi nombre repetidamente. Cuando salgo de ensoñación, observo el ataúd negro frente a mí. La voz continúa hablando, pero mi cerebro bloquea todas las palabras. Finalmente, consigo escucharla decir: -Vamos... no te hace bien estar acá.

Todas las personas en la sala me observan con pena cuando pasan por mi lado. Algunos incluso se atreven a tocarme dándome apretones en el brazo o en el hombro, pero estoy tan agotada física y mentalmente, que en realidad no tengo en mí insultarlos por atreverse a hacer un gesto tan descarado.

-Andy... -repite la voz a mi lado. Mis ojos se enfocan en ella finalmente. La figura de Sam toma toda mi atención. Su pelo cae delicadamente por su espalda. Hoy está vistiendo un conjunto completamente negro para darle luto a la familia Graves y a mí...

Nos está ofreciendo sus condolencias porque mi novia está por ser enterrada tres metros bajo tierra. Y yo... estoy... acá... incapaz de emitir un sonido.

Ni siquiera...

Ni siquiera he podido llorar...

Ya han pasado cuatro días desde que...

Sam suspira cuando analiza mi mirada pérdida y toma mi mano para alejarme del sermón que el padre está dando para "bendecir la maravillosa vida terrestre" que mi novia tuvo.

Cuando nos alejamos del bullicio, Sam me jala hacia un carro negro con vidrios polarizados. De él, emerge Lena.

Y entonces... todo hace clic. Es tan repentino y con tanta fuerza que se torna en un dolor físico al instante.

Un sollozo se me escapa y a ese le siguen mil sollozos más. Todos se encuentran atrapados en mi garganta batallando por ser el primero en salir. Y duele tanto que se me dificulta respirar.

Es allí cuando me doy cuenta de que mi inhabilidad para llorar se debía al hecho de que mi sistema de soporte no estaba completo sin Lena. Y si Lena no estaba, si Lena estaba de viaje por Europa, entonces... la muerte de Mercy no era real.

La pelinegra me observa y reacciona en cuestión de segundos cuando mira mi rostro lleno de lágrimas.

-Shhh... Andy, estamos aquí. Ya estamos aquí... -susurra tomándome entre sus brazos para darme un abrazo que parece reparar unos trocitos rotos de mi corazón. Sam no tarda en unirse y de repente, estoy envuelta en el calor de mis amigas. Y nada se siente mejor en el mundo que eso.

ROMA SIN TI | SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora