⸙͎Night Flower [YM] [By Ania] CAPS. FINS.

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CUATRO

🎶𝒟ℯ 𝓊𝓃 𝓂ℴ𝓂ℯ𝓃𝓉ℴ 𝒶 ℴ𝓉𝓇ℴ, ℯ𝓈 𝒹ℯ 𝒹𝒾́𝒶 𝒹ℯ 𝓃𝓊ℯ𝓋ℴ🎶

—Jimin, baja que tu tío y primo llegarán pronto —indicó su madre al ingresar a su habitación.

—Ya voy, mamá.

Él no quería bajar, no quería verlos, no quería verlo, quería irse y estar lejos de él, su matrimonio estaba cerca, solo faltaban dos semanas más y podría irse de su casa.

No quería casarse pero prefería hacerlo a quedarse junto al protagonista de sus pesadillas, porque sí, las pesadillas habían vuelto. Intentaría caerle bien a Yoongi porque al final de cuentas eran predestinados y quizás lograría formar una amistad con el pelinegro.

Lo que Jimin si tenía que admitir es que sentía cierto gusto por Yoongi y su lobo era el más emocionado ante la presencia del que pronto sería su esposo y alfa.

—Jimin, ve a sacar el pastel que hice del horno.

Al llegar a la cocina escuchó el sonido del timbre a lo lejos entonces reconoció la voz de aquel alfa, comenzó a rascar su cuello como solía hacerlo, respiró despacio y contó hasta diez como le había enseñado Jin hace tiempo.

—Hijo, sal y saluda —pidió su progenitora pero antes de que saliera tomó su mano y se apegó lo más que pudo a ella.

—Jimin, haz crecido mucho y te vez precioso, eres el vivo retrato de tu madre.

—Gracias, tío. —Su cabeza la mantuvo agachada con el único objetivo de no ver aquel rostro, ese rostro que solo le provocaba miedo y pánico.

—Querido primo ¿no vas a darme un abrazo? —preguntó un pelirrojo y Jimin asintió.

—Te has puesto muy bonito Jimin —halagó el alfa después de abrazarlo.

—Gracias, Hoseok.

—Vamos a comer, hice un pastel delicioso para darles la bienvenida.

—Tía, extrañe mucho tus postres y papá también.

—Pues ahora que están aquí les haré muchos.

—Eres la mejor, tía.

Mientras la mujer se dedicaba a ir de un lado a otro por la cocina para servir los platos Jimin seguía sin querer soltar su mano.

—Cariño, no puedo servir la comida con una sola mano.

—Entonces sostendré tu vestido. —La mujer soltó una pequeña risa por lo que dijo su hijo aunque en el fondo sintió preocupación.

—Jimin, hace mucho habías dejado de comportarte así. ¿Qué sucede?

—Es que estoy nervioso por... la boda —mintió.

—Mejor ve a conversar con tu primo, deben ponerse al día.

—No mamá, quiero quedarte a tu lado —suplicó.

—Cariño, se cordial con ellos. Anda al comedor, por favor. —Jimin asintió y soltó la mano de su mamá con mucho esfuerzo.

La noche estaba pronto a caer y eso solo le daba miedo a Jimin, tenía que hacer algo, no quería que la noche llegara, no quería dormir y escuchar a mitad de la noche que su puerta estaba siendo abierta.

—Mamá, recordé que le había prometido a Yoongi llevarle un nuevo trozo de pastel.

—Pronto va anochecer, deja que tu primo te acompañe.

—No mamá, está cerca así que iré rápido —dijo apresuradamente.

—Bien, ve con cuidado y salúdalo de mi parte. —El omega asintió feliz y fue corriendo a la cocina para colocar algunas rebanadas del pastel que hizo su mamá en una cajita de cartón, tomó las llaves de su casa y salió con claras intenciones de no regresar a dormir ahí.
Al llegar a su destino tocó el timbre un par de veces y cuando fue abierta la puerta vio a la madre de Yoongi mirarlo con sorpresa.

—¿Qué haces a esta hora aquí, cariño?

—Yo quise traerles estas rebanadas de pastel. —Elevó la pequeña caja que tenía en su mano acompañada de una sonrisa en su rostro.

—Entra, está haciendo frío y no quiero que te enfermes.

—Gracias.

—Iré a llamar a Yoongi así que siéntate en el sofá, cariño —dijo acariciando su mejilla para después tomar la caja que traía en sus manos.

Yoongi al saber que Jimin estaba esperándolo en la sala bajó con claras intenciones de sacarlo pero lo descartó cuando vio a su mamá abrazándolo mientras esté lloraba.

—Mamá ¿qué sucede?

—Mi omega está triste.

—Nada hijo, mejor ven a platicar con él un rato mientras les sirvo un té con el pastel que trajo Jimin. —Se levantó para retirarse y dejarlos solos.

—¿Qué te sucede? ¿Por qué vienes a mi casa a llorar?

—Está triste, nuestro omega está triste.

—No es nuestro omega, ya cállate.

—Lo siento. ¿Puedo quedarme a dormir aquí, por favor? —suplicó.

—Aún no estamos casados y pretendes meterte en mi cama —dijo de manera irónica.

—No, yo puedo dormir en el sofá, solo no quiero regresar a mi casa —susurró.

—Mamá igual dejará que te quedes, así que puedes hacerlo.

—Gracias, prometo no molestar. —Se sintió tan aliviado aquella noche sin ser consciente que su tranquilidad había terminado desde el momento que su agresor regresó a su vida.

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