22. Sol

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—¿Nunca sentiste que podrías hacer lo que sea por amor?

Fruncí el ceño confundida, siempre le hizo mucha gracia, aunque no lo quisiera admitir, de hecho, era extraño que haya sacado el tema del amor de la nada, sospechaba que él sospechaba.

Un poco más de un mes en esas tierras y la única conversación decente que tuvimos fue en un pasillo esperando que la sala se desocupe. Lo observé de reojo, sus trajes rojos brillantes pasaron a ser vino opaco, se recogió el cabello hacia atrás mientras que en lugar de sus teléfono cargaba una carpeta en mano.

No era como si hubiera envejecido, ya era eso que llaman "adulto" pero me sorprendió que deje de parecer un vagabundo.

Sonrió negando con la cabeza, volvió a inmiscuirse en sus papeles. Él tiene venus en tauro, es impactante que no se haya enamorado hasta ahora de cualquiera.

—Luka, ¿Quieres salir a jugar hoy? Tenemos una hora antes del próximo concierto, me aburro.

—Estaré ocupado, lo siento.

Es extraño porque se lo ve cansado, diferente, aunque no triste, me debería alegrar.

La única triste era yo por no tener otras personas con quién hablar, no quise fastidiar a Honne. Incluso siento que si se lo dijera a mi mejor amigo de frente tendría un momento, pero me da pena molestarlo.

—¿Qué vas a hacer?

—Trabajar.

Aún recuerdo a la perfección como nos conocimos en grupos tontos de Facebook peleando sobre una serie de superhéroes incluso antes de que llegara a mi país, mientras que estaba escondida en un rincón leyendo cartas él me preguntó si podía explicarle porque me su vida era una mierda según la astrología.

Y pude.

Tenemos el mismo humor tonto de mierda, los primeros dos años hablamos cada día, cada hora sin cansarnos, de hecho, nunca lo hicimos ni nos separamos. Pensaba que por no ser sociable se me agotaría la energía en algún momento, pero, al contrario, ser su amiga te da un plus, es alguien que jamás juzga, escucha y apoya incluso lo que sabe desde antes que vas a arruinar.

Nos divertimos mucho, supimos que íbamos a ser amigos eternos porque compartimos hasta los mismos traumas.

—Lamento que mi carrera te haya quitado tanto tiempo, aunque hay que ver el lado positivo —me deslicé a la punta de la silla, intenté decirlo como si tuviera ánimos—. pudiste reencontrarte con Kalum, ¿Ustedes ya se reconciliaron?

—No nos odiamos si esa es tu duda —forzó una risa—. tampoco es que vayamos a ser los más unidos de la nada, creo que está bien así mientras nuestra convivencia no sea dañina para el trabajo.

—¿Qué?

—Deja de verme así, no tiene caso buscar llevarse a la perfección con alguien solo porque sea tu familia, somos conocidos —se encogió de hombros—. te considero más cercana a ti, en tu lugar ¿Hace cuanto no sabes de tu familia?

—Le dejé mi tarjeta a mi tía —intenté desviar la conversación.

—¿Ves? Es complicado... —bajó el tono—. mira, allá viene Honne.

Ella traía una corona en la cabeza, de manera literal. Entre el contraste de luces, sus lentes negros, maquillaje deslumbrante y actitud, parecía la reencarnación de alguna super estrella, nos quedamos viendo lo que traía en la cabeza.

Al moverse la puerta, el pelirrojo entró corriendo, me quedé esperando que ella llegara junto a mí. Su cabello estaba creciendo tanto que le llegaba casi sobre el pecho, su abrigo negro de seda lucía suave, se me quedó viendo embelesada desde arriba, le arrojé un beso.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora