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RECUERDEN LEER LA PRIMERA NOTA

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RECUERDEN LEER LA PRIMERA NOTA...

Me despido de mis amigos y saco el celular de mi bolsillo para marcar el número de mi mamá, que de seguro me va a querer matar cuando conteste. Acabo de terminar mi tercera semana de clases y como no tengo nada más interesante que hacer, me iré a casa, pero es la cuarta vez en el mes que olvido mis llaves.

Si me llamas para decir que olvidaste tus llaves, juro que te voy a arrancar el cabello —dice mi mamá al otro lado de la línea.

—Hola para ti, Walker —volteo los ojos —es mejor que te corte la llamada, porque aún quiero conservar mi cabello.

Ahora no puedo darte las llaves, con suerte tendré 10 minutos para almorzar.

—Está bien —le respondo —sigue sacando bebés —me río.

No te burles de mi trabajo.

—No seas tan nenaza —me vuelvo a reír —llamaré a Neels. Te amo.

Yo a ti bebé —un grito de fondo la obliga a cortar la llamada.

Mi mamá me contó que luego de verme nacer le agradó la idea de ver nacer más bebés, por lo que, se decidió a estudiar obstetricia e intentar hacerse amiga de las ciencias, ya que era pésima en eso. La verdad es que yo creo que le agrada la idea de ver cómo las mujeres sufren en un parto. Aunque ni siquiera se que hace, yo solo le llamo sacar bebés.

¿Qué quieres? —pregunta el individuo al otro lado de la línea.

¿Acaso no saben saludar?

—Mínimo un hola —me quejo.

—Deja las formalidades de lado —dice en un tono que me hace creer que está volteando los ojos —ni que me llamaras para saber de mi día. Directo al grano, Bruno.

—Ven a buscarme.

—Juro que te regalaré un maldito auto —se queja —ya me tiene harto ser tu niñera.

—No me molestaría el regalo —me río.

—En 20 minutos llego.

—Gracias, anciano.

—No comiences, malcriado —se queja —o te dejo tirado.

—Deja de llorar y ven por tu amado ahijado. Estaré en el lugar de las conquistas.

Antes de que pueda seguir con sus alegatos, corto la llamada para volver entrar al colegio y subir al lugar de las conquistas.

Neels me contó que en sus tiempos de colegio, su amigo Nolan subía a la azotea para besuquearse con las chicas, pero en mi caso me gusta subir a despejar un poco la mente cuando me siento abrumado.

Abro la puerta que lleva a la azotea, mientras tarareo mentalmente una canción, pero me detengo de golpe al ver a una chica de cabellera rubia en el borde del lugar, como si debatiera entre lanzarse o no. Si le hablo puede que se asuste y caiga abajo, lo que me dejaría como testigo de algo fatal.

Las Notas De Bruno #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora