Las hojas en blanco eran mi refugio, dejar mis pensamientos a través de las letras me mantenía cuerdo por la vida. Las notas de Bruno eran mi verdadero yo, sin embargo, de un momento a otro ella comenzó a llenar mis hojas en blanco con su sonrisa, p...
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—Hola, perdedor —dice Emma llegando a mi lado.
—Luego de dos goles para ti, no estás en posición de llamarme así.
—¿Eran para mí? —toca su pecho —Tu queridísima amiga Ava alardeó todo el final del segundo tiempo diciendo que fueron para ella —se ríe.
—¿Cómo sabes eso?
—Estaba sentada detrás de mí —voltea los ojos —ya me tenía un poco aburrida escuchar cuantas veces te metiste en su cama —hace una mueca de asco.
Algo me dice que Ava lo hizo para que Emma lo escuchara, ni siquiera entiendo cual es la necesidad de querer intentar sacarle celos a mi nueva amiga. A Emma parece importante una mierda lo que pase entre Ava y yo, pero Ava aún no lo nota.
—No me meto a su cama hace bastante —me defiendo. La última vez fue para el partido amistoso, pero tampoco fue su cama.
—¿Acaso se te acabaron los condones de fresa? —hace un falso puchero —pobrecito.
—¿Podrías olvidar eso? —niega con la cabeza.
—Ahí viene alguien a agradecerte por los golpes —murmura Emma —Te veo afuera.
—No —la detengo —Espera un poco.
Le doy una miradita cómplice a la pequeña rubia, pero ella me mira confundida. Paso mi brazo por los hombros de Emma, ya que últimamente no se queja cuando hago eso y me giro para encontrarme con Ava caminando en nuestra dirección.
—¿Tú otra vez? —mira a Emma —¿No te aburre que esta chica esté como garrapata detrás de ti?
—Más bien yo soy la garrapata —le sonrío de manera inocente. —¿Vienes a felicitarme?
—Sí —dice cambiando de humor —y agradecerte por esos goles.
—¿Agradecerme? —me hago el confundido.
—Eran para mí —sonríe.
—¿Dónde estabas? No te vi.
—¿Cómo que no me viste? —pregunta ofendida.
—Eran para Alan —me encojo de hombros.
—Debes estar bromeando.
—Eh... —suelto una risita.
—¡Agh! —se queja —sigo pensando que las malditas malas juntas te están volviendo más odioso que de costumbre.
Pasa por el lado de Emma, impactado contra su hombro, pero a la rubia no le afecta, incluso diría que se le hace divertida la situación, aunque a mí también, ya que hice eso solo para reírme de lo rápido que se puede enojar Ava.
—¿Así que Alan? —se ríe —Lamento informarte que no eres su tipo.
—Rompes mi corazón —digo haciéndome el ofendido —Si le decía que eran para ti, te arrancaba ese lindo cabello desordenado aquí mismo.
