4

552 65 24
                                    

Emma, Emma, Emma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Emma, Emma, Emma. El nombre que ha resonado en mi mente toda esta semana. Desde el día en que le dije hola y me ignoró ha actuado bastante distante. No es como que fuéramos amigos o conocidos, pero cada vez que la miraba escapaba por el pasillo.
Debería dejarlo pasar, al parecer ella ya está un poco mejor y de las veces que he ido a la azotea no la he visto, pero no puedo estar tranquilo sabiendo que alguien se empeña en ignorarme y menos si se trata de una chica.

Meto mi cuaderno en el fondo de mi bolso y lo cierro. Este cuaderno es algo así como mi diario de vida, así que muy pocas veces lo traigo al colegio, porque si alguien que no debe se entera de él, podría hundirme y también pensar que soy un ñoño por escribir lo que pienso.

Antes de poder acabar el pasillo, la veo una vez más casi enterrada en su casillero. No sé si el universo está conspirando para que mi camino se tope con el de ella, o quizás siempre me la topaba, pero al no saber de su existencia no lo notaba.

Me apoyo en el casillero de al lado y sigue sin notar mi presencia, ya que está bastante concentrada en maldecir a lo que sea que haya en el interior de su casillero. Cierra de manera tan fuerte que causa un estruendoso ruido inunde el lugar y es en ese momento que nota mi presencia, pero ahora es imposible escapar, porque estoy más cerca de ella, así que no podrá disimular su escapada.

—Aún no respondes a mi saludo de hace una semana —le digo.

—Hola —murmura —y adiós.

—¿Te vas tan rápido? —me interpongo en su camino —Algo me dice que no te agrado.

—Ni siquiera te conozco —dice intentando esquivarme.

—Sabes que soy Bruno —le recuerdo mientras camino a su lado, ya que tengo un poco de tiempo libre.

—Eso no significa que te conozca.

—Sabes lo de mi padre.

—Eso lo saben muchas personas en este lugar —me mira de reojo.

—Mmh... —comienzo a dar pasos en reversa para ponerme frente a ella —mi mejor amigo está contigo en el taller de música.

—Conmigo y varias personas más —voltea los ojos —¿Podrías dejarme tranquila? —frena —Gracias por lo de la azotea y gracias por mantener la boca cerrada, pero no tenemos nada que nos una.

—¿Por qué no te agrado?

—Ya te dije que no te conozco —voltea los ojos —es solo eso.

—Podrías conocerme —me encojo de hombros —soy bastante agradable —arquea una ceja —vale, soy muy odioso, lo reconozco, pero solo con quien quiero.

Las Notas De Bruno #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora