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Si, si, muy bonita su confesión

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Si, si, muy bonita su confesión.

¡Las cosas no habían cambiado en lo más mínimo!

Ella seguía con su mejor amiga y apenas veía a su "novio".

Dos semanas. Dos semanas pasaron y seguían pareciendo simples conocidos que considian en la misma escuela. Se veían en una sola clase y se topaban en ocasiones en la cafetería, no caminaban juntos, no hablaban más de unos buenos días y unas cuantas palabras por parte de la chica que trataba hacerle conversación.

Su relación estaba en picada o eso pensaba ella.

—Cielos, es triste—comentó la peli negra al escuchar todo lo que le contaba su amiga.

—Intento acercarme a él pero siempre huye—murmuro decaída—Comienzo a creer que aceptó salir conmigo por pena.

—Pero no llores Rumi-chan—dijo preocupada la contraria—Sólo tienes que darle un poco de tiempo, ya veras que se irá abriendo a tí... Espero.

—No estas ayudando Naoko.

—¿Es que a quien se le ocurre enamorarse de un pandillero que todo el tiempo tiene esa cara monótona y le cambia cuando ve a la gente gritar de dolor?—inquirió moviendo los brazos de un lado simulando que rompía huesos—Se realista, es complicado que alguien como él demuestre amor un día para el otro, así es y así fue como te enamoró. No te rindas.

Tenía razón, pero no podía evitar desanimarse por cosas simples como esas.

Siguieron platicando en una de las mesas de la cafetería de la escuela, unos amigos se habían unido para conversar sobre una fiesta, aunque la peli cobriza no les ponía mucha atención por que no le gustaba mucho ir a esas fiestas. Jugaba con un mechón de su cabello viendo tan animados a los chicos.

La mesa de los populares se había formado.

Era raro pero sucedía, más concretos en la última semana del mes para organizar fiestas en casa de uno de ellos. Los más populares estaban conformados por varios grupos: los adinerados, los deportistas, las chicas que eran hermosas, y luego estaba Ishikawa Rumi que aunque era muy linda parecía ser más amable de todos, sin juzgar a nadie, a todos le caía bien en pocas palabras.

—Vamos Ishikawa-chan, ven a la fiesta con nostros, no nos puedes abandonar—ánimo una de las chicas—Iremos de compras antes para prepararnos juntas.

—Denle un respiro—las regaño Naoko—No te presiones Rumi-chan, aceptaremos tu desicion de asistir o no.

—Gracias por invitarme, agradezco que siempre me incluyan... Pero no quiero ir, me quedaré en casa ayudando a mi madre—les regalo una sonrisa recibiendo quejas de los demás que fueron calladas por su mejor amiga.

A lo lejos noto el cabello rubio con mechas azules, no tardo en querer seguirlo para hablar con él.

—¿Cómo estas con tu novio, Ishikawa-chan? ¿Si es bueno contigo?—le preguntó uno de los chicos impidiendo que se fuera—Estamos un poco preocupados...

—Si, todo bien, ahorita vuelvo voy por algo—se levantó del asiento para ir con Rindou, ignorando los exclamos de sus amigos.

Lo siguió por los pasillos pero luego lo perdió, suspiro rendida apoyándose contra la pared, talvez se había ido al tercer piso en busca de su hermano. Lista para regresar con sus amigos chocó con el pecho de alguién, al levantar la cabeza se encontró con su pareja que salia del baño.

El al darse de cuenta de quien era trato regresar al baño pero fue detenido por la de menor estatura que se le atravesó tapando la entrada.

—¿Me estas evitando?—bramo entristecida, juntando sus manos en su pecho algo temerosa por la respuesta—Oye... Si es así puedo darte más espacio, sólo dímelo.

Prácticamente el espacio que tenían ya era enorme, pero si lo estaba presionando ella estaba dispuesta en dejarle de hablar si eso le incomodaba.

—Hazte a un lado y no me toques—ordenó para volver entrar al baño, dejando a la chica peor de lo que se encontraba.

No necesito escuchar más para regresar con su mejor amiga, el de lentes ya lo había dejado en claro.

Lo que ella no sabía era que Rindou sólo no quería que lo tocará por haber olvidado lavarse las manos, una vez lo hizo salió con sus manos ya limpias pero la chica ya se había ido dejándolo confundido.

Giro a todos lados buscándola pero ya no estaba; pronto tuvo que regresar a sus clases por que el timbre había sonado anunciando que la hora de comer se acabó.

Él de mechas azules tendría clase de educación física, una de sus materias favoritas por lo que no tardo en cambiarse y salir a la cancha donde estaban sus demás compañeros. Pronto el maestro los puso a calentar para jugar un partido de baloncesto, dividiendo a los chicos de las chicas en cuatro grupos.

Para él no era tan difícil estar en un equipo, ya sea por el miedo de sus compañeros o por que si era bueno en el deporte, él solo quería jugar.

Se quedó apartado de su equipo que discutían como vencer al enemigo, sólo observo el partido de las chicas que estaba apuntó de terminar. Pero comenzo a escucharlos cuando metieron a su plática a las féminas y hablando de ellas.

—Las de nuestro salón son lindas, pero es mejor cuando nos topamos con las del A en la clase de química—vocifero uno riendo—Tienen un cuerpo a otro nivel

Incómodo por como hablaban trato de ignorarlos rebotando el balón en sus manos.

—Yo trate de acercarme a Naoko-san pero ella me dijo que no estaba interesada en personas que no alcanzan su nivel—agregó otro riendo—Es una perra.

—Dicen que Ishikawa-chan acepta ayudar a todo aquel que le pida estudiar. No se ustedes pero eso suena muy tentador, su cuerpo tiene curvas aunque sus pechos son-

No término de hablar cuando recibió un pelotazo en la cara.

Un Rindou furioso expresó su enojo de inmediato; una vena se marcaba en su frente y mantenía su ceño fruncido, acomodo sus lentes retomando su postura para caminar al grupo de chicos.

—¡Que te pasa imbécil!—grito el tipo sosteniendo su nariz que sangraba por el impacto.

Sin decir nada golpeo a su compañero subiéndose a su cuerpo para impedir que se escapara. Pronto los gritos de los demás se hicieron notar a su alrededor tratando decirle que se detuviera.

No lo dejaría ir hasta controlar ese inmenso impulso que tenía por romperle la cara y los huesos.

Y así fue.

Oyó el crujir de su brazo izquierdo por una de las técnicas que sabía.

Amaba ese sonido, pero estaba vez era diferente.

No lo hacía por placer ni por defensa, lo hacía para proteger el honor y figura de la chica que parecía amarlo en su totalidad a ciegas, ella simplemente le dedicaba una sonría calida buscando su atención.

La estaba defendiendo en su nombre.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎☁

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𝙋𝙚𝙙𝙖𝙯𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙢𝙞 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤 || 𝘙𝘪𝘯𝘥𝘰𝘶 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪 ||Where stories live. Discover now