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Habían pasado los días de suspensión y por fin regresaría a la escuela; fue junto a su hermano que seguía quejándose por haber llegado tan tarde aquel día y sin la harina

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Habían pasado los días de suspensión y por fin regresaría a la escuela; fue junto a su hermano que seguía quejándose por haber llegado tan tarde aquel día y sin la harina.

Se estacionó y tomaron distintos caminos, Ran iría a su salón y él al suyo como siempre. Al llegar a su clase todos lo miraron tensos o con miedo ha acercarse, no querían ser golpeados por el de lentes.

Fruncio el ceño al ver al tipo que mando al hospital con un brazo enyesado, se acercó a él y lo miro en silencio, debía disculparse pero creía que no lo merecía ni un poco.

—Oye—exclamó llamando la atención de su compañero de clases que se encontraba asustado por verlo—No vuelvas a faltarle al respeto a Rumi Ishiwaka ni a las chicas, imbécil, por que si lo haces... —dejó su comentario al aire para ver como se sumergía en su propia imaginación por lo que haría. Sonrió al lograr su cometido y se fue a su asiento satisfecho.

Las tres primeras clases fueron normales, al primer timbre todos salieron disparados para ir a comprar o ir al baño, él como nuevo habito que tenía iba tambien a la cafetería para ver de lejos a la peli cobriza junto a su amiga comiendo y platicando, sin embargo, su bonita chica no estaba, sólo su amiga que se encontraba con otro grupo de amigos.

Se le hizo raro no ver a Ishikawa con Naoko, esas dos son inseparables, espero un rato más pero nunca apareció, no perdió más tiempo y fue a buscarla por el edificio.

La chica siempre lo esperaba en la entrada o lo buscaba en el recreo, incluso en la salida se despedía.

Nada.

Buscó en los tres pisos y en cada cancha pero no la encontró.

Produjo un chasquido seco regresando a su salón al volver a escuchar el timbre anunciando que el receso se habían acabado.

¿Dónde está Rumi? Las siguientes horas pensó en eso.

En la salida fue al salón de la chica buscándola. 

—Haitani-san, que raro verte por aquí—habló una voz entre perezosa y burlona—Después de todo si te interesa Ishikawa-chan.

Ignorando su comentario pregunto—¿Falto?—era la única cosa que se le hacía más razonable.

—Si, desde ayer. Llamé a su casa y su mamá dijo que estaba enferma, tenía pensado visitarla y llevarle estas medicinas que compré antes de venir a la escuela—agregó mostrando la dolsa de plástico de las farmacias. De un movimiento él de lentes se la quito—¡Hey! ¡Eso es mío!

—Te lo pagaré, dejame ir en tu lugar—pidió sacando su billetera del pantalón.

—¿Al menos sabes donde vive?—cuestionó levantando una ceja, se llevó la sorpresa de saber que el rubio asintió a su pregunta—No quiero saber cómo sabes donde vive. Llevale las medicinas y dile que se recupere pronto, de todos modos son para ella—rechazo el dinero que le extendía él chico.

𝙋𝙚𝙙𝙖𝙯𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙢𝙞 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤 || 𝘙𝘪𝘯𝘥𝘰𝘶 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪 ||Where stories live. Discover now