━ 𝐂𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈.

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Jeno finalmente podía soltar el aire que sus pulmones afligidos contuvieron durante toda esa larga y abatida semana llena de exámenes. No podía decir que le había ido perfectamente, pero tampoco que había reprobado. Probablemente en algunas lo haría pero no era algo de lo que debía preocuparse, sabía que sus notas lo ayudarían siquiera un poco.

Por eso es que ahora se encontraba de camino a casa tan tranquilo, sabiendo que sus progenitores no lo castigarán y podrá sentirse totalmente tranquilo durante esos días de vacaciones en los que muy seguramente iría a casa de Jaemin para pasar el rato junto con el resto de su círculo de amigos, o tal vez sería en su casa. Cualquier opción daba igual, solo necesitaba relajarse y dormir plácidamente ese día hasta el siguiente.

Al menos era eso lo que esperaba al llegar a su hogar, pero sus planes se fueron por la borda cuando al cruzar por el umbral de la puerta vio a su hermana de aquí para allá. Parecía apurada y un tanto demente al estar hablando con ella misma. Incluso podía oír cómo soltaba improperios en cada frase que decía.

Intentó cruzar a su habitación sin ser descubierto por Yoorim, siendo lo más silencioso posible pero al parecer el mundo ese día estaba en su contra porque ya tenía a la castaña frente a él echando humo por los oídos.

- Jeno, necesito pedirte un favor.

Si hubiera sabido que algo así lo esperaría cuando llegara a su casa no hubiera asomado ni las narices por ahí.

- No. - respondió mientras pasaba por el lado de la mayor sin darle tiempo a que hablara.

- ¡Solo esta vez! ¡Juro que haré cualquier cosa por ti! - Yoorim juntó sus manos a modo de súplica aún sabiendo que el morocho le estaba dando la espalda y caminaba con rapidez a su habitación. - ¿Sí?

Jeno pareció pensarlo un poco pero volvió a negarse, no caería tan fácilmente como la última vez que la fémina le prometió llevarlo a ver una película si él guardaba el secreto de que se había escapado una noche de casa para toparse con su novio pero a la final no fue al cine gratis porque Yoorim ponía cada excusa «hasta la más ridícula» para no llevarlo. Aún así, él nunca la acusó con sus padres porque era un hombre de palabra y le prometió que no se los diría ni aunque los hechos lo ameriten.

- ¡Lee Jeno! - exclamó ella cuando el mencionado le cerró, literalmente, la puerta en toda su cara. Furiosa, golpeó insistente la madera con sus puños y bufó al no obtener respuesta por lo que resignada se alejó.

De nuevo la calma regresó a su cuerpo, al fin podría descansar sin ser interrum-

Su celular que está en algún lugar de su maleta comienza a sonar, indicándole que alguien lo estaba llamando.

Cuando logró hallarlo en el fondo de la misma bajo sus libros y cuadernos solo rodó los ojos, suspirando de manera cansada. El contacto de Jaemin asomaba en letras grandes en la parte superior de la pantalla por lo que atendió casi al instante, siendo recibido por el sonido estrepitoso de la música de fondo.

- ¿Jaemin?

- Jeno, amigo mío. - escuchó finalmente la voz de Na al otro lado de la línea. Sonaba un tanto... borracho, así que sabía adónde llegaría su conversavión.

- Pudiste haberme escrito y pedido que fuera, la música a tope no me deja oírte con claridad.

- Si lo hacía seguramente no habrías respondido. Te conozco como la palma de mi mano.

- Solo pásame la dirección y estaré ahí en unos minutos.

Cortó la llamada en cuanto dijo aquello para acto seguido cambiarse de ropa a algo más cómodo y un tanto casual.

H𝗘 I𝗦 N𝗢T 𝗚A𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora