Su hermano, Lucas, pasó a recogerlo a primera hora. Ni bien se habían alistado para regresar a clases luego de darse el lujo de faltar dos días, el hermano mayor de los Huang tocó la puerta de su casa.
— ¡Jun, dios, ¿estás bien?! — exclamó el castaño ni bien vio aparecer a su preciado hermanito, acunando su rostro entre sus enormes manos y girando el rostro de Renjun a los lados, viendo sus moretones que ya estaban empezando a desaparecer. Su rostro se transformó en una mueca de enojo junto con tristeza.
— Xixi, me avergüenzas... — susurró bajito de tal manera que solo el mayor de los tres lo escuchó.
El de piel morena sonrió levemente al ver el sonrojo en su rostro para acto seguido voltear a ver a Jeno quien inmediatamente hizo una reverencia como saludo.
— Es un placer, soy Lee Jeno, amigo de Renjun.
— Gracias por cuidar de mi hermano estos días, no sé cómo devolverte el favor.
— Oh, no se preocupe, no tiene que hacerlo.
Lucas asintió mientras tomaba la maleta del chino menor, regalándole una pequeña sonrisa.
— Jun, ve al auto, te alcanzo enseguida. — Renjun hizo caso a la petición de su hermano, no sin antes despedirse y agadecer de igual manera al coreano, prometiendo que hablarían en la escuela.
El cuerpo del azabache se tensó al ver cómo el rostro del chino mayor cambiaba drásticamente a uno de seriedad, Jeno se cuestionó si había hecho algo malo, o tal vez Lucas se había dado cuenta que él fue el que arrastró a su pequeño hermano de la nada ese día de la fiesta, llevándoselo consigo. La verdad no sabía si Renjun le aclaró aquello o todo quedó en el olvido.
— Y bien... — Jeno tragó duro, fingiendo que no estaba muerto de los nervios. — ¿Qué te traes con mi hermano? — inquirió sin dejar de tener esa dura expresión en su rostro.
A Jeno se le secó la garganta.
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— Siento las molestias. — dijo Renjun dirigiéndose hacia el roommate de Lucas con una reverencia de casi noventa grados.
Taeyong «el compañero de departamento de Lucas» solo negó y rió al ya ser la quinta vez que el hermano menor de su amigo se disculpaba, según él por molestar con su reciente llegada. Si algo caracterizaba a los hermanos Huang es que ambos eran muy tercos, de eso no cabía duda.
— No te preocupes, pequeño, el lugar es grande así que perfectamente cabemos todos aquí.
Y solo esas palabras bastaron para que Renjun se sintiera menos una molestia para sus dos mayores.
Esa misma mañana acomodó lo poco que había traído en los cajones del aparador del cuarto que compartiría con el de tez morena, incluso charló unos minutos con Taeyong. El chico era agradable y siempre trataba de hacer sentir cómodo a Renjun por lo que no fue difícil llevarse bien con él, incluso habían bromeado con algunos temas y hasta se agregaron a sus redes sociales.
