━ 𝐅𝗂𝗇𝖺𝗅.

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Jeno no había entendido el motivo por el cual Renjun en cuanto revisó su celular salió disparado de su casa, ignorando totalmente su llamado desesperado por saber qué era lo que le ocurría. Parecía que el mayor estaba perdido en otro mundo, sin prestar total atención a lo que ocurría a su alrededor y eso solo alarmó a Jeno cuando al momento de salir de aquel edificio, Renjun intentó cruzar la calle cuando el semáforo aún estaba en verde y varios autos pasaban a gran velocidad, sonando el claxon.

Si Jeno no hubiera estado en ese momento para sostener la mano del contrario, Renjun seguro en ese momento no estaría para contarlo.

— ¡Renjun, malditasea, ¿qué mierda te ocurre?! — para Lee fue inevitable no levantar su tono de voz, tenía que de alguna manera regresarlo a la realidad así que lo sujetó de los hombros sin aplicar fuerza, mirando por primera vez el semblante desorientado de Huang. Sus ojos parecían perdidos, ni siquiera miraban a los suyos, y sus dientes apresaban con fuerza su labio inferior, incluso se había lastimado. — ¡Si algo te pasaba yo... yo jamás me lo hubiera perdonado!

A este punto varias personas se habían reunido para saber lo que ocurría, comenzando a murmurar entre ellos como señoras chismosas, entrometiéndose en lo que no les incumbe, y si Jeno no estuviera tan preocupado, ya les habría mandado a volar de ese lugar.

— Ren, por favor, dime qué es lo que sucede... — el pelinegro trató de sonar menos agresivo lo que pareció tener un efecto en Huang, pues este al fin lo estaba mirando, pequeñas lágrimas brotando de sus ojos.

— Mamá... yo... tengo que ir a casa...

— ¿Qué dices? Estás en tu hogar, Ren.

— No, t-tengo que volver rápido... — Renjun se alejó unos pasos, mirando en todas direcciones como si estuviera buscando algo.

El morocho sujetó su mano y entrelazó sus dedos con los ajenos, dejando un leve apretón. No, definitivamente no podía dejar al contrario solo en esas condiciones.

El viaje hacia la antigua casa de Renjun había sido totalmente silencioso, y aunque a Jeno le encantaba conducir con tranquilidad, esta vez el silencio lo había puesto ansioso e intranquilo

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El viaje hacia la antigua casa de Renjun había sido totalmente silencioso, y aunque a Jeno le encantaba conducir con tranquilidad, esta vez el silencio lo había puesto ansioso e intranquilo. Sí, Renjun era, por lo general, una persona calmada y un tanto silenciosa la mayoría de veces; pero esta vez sabía que algo estaba sucediendo y por esa razón se encontraba tan perdido y angustiado, incluso notó cómo sus manos se movían inquietas entre sí.

Cuando llegaron después de casi treinta minutos, Jeno pensó que Renjun saldría corriendo del auto, pero no, una vez se estacionó frente al descuidado hogar notó que este seguía en la misma posición de antes, mirando hacia sus piernas y mordiéndose el labio inferior. No había movido ningún músculo en ningún momento, era como si su mente estuviera perdida en sus pensamientos.

Jeno suspiró y sujetó una de sus manos con las suyas, logrando así captar su atención nuevamente. — Ren, sea lo que sea que esté ocurriendo, estoy aquí para ti. No estás solo y no dejaré que nada ni nadie te haga daño otra vez, ¿entendiste?

H𝗘 I𝗦 N𝗢T 𝗚A𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora