━ 𝐃𝗂𝖾𝖼𝗂𝗈𝖼𝗁𝗈.

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Renjun se sentía orgulloso de sí mismo por lo que acababa de hacer, bloquear el contacto de Jeno había sido una lucha de sus sentimientos contra el raciocinio, donde este segundo fue el ganador de la batalla, pero era más que obvio que su humor aún continuaba decaído, incluso peor que antes.

Aunque también se sentía un completo idiota por creer tontamente que si ignoraba la sensación de dolor en su pecho cuando estaba cerca de la persona que le gustaba todo iba a estar bien.

Qué equivocado estaba, lo único que lograba hacer era lastimarse más a sí mismo a pesar de que trató de que aquello no le afectara.

Quizás estaba siendo un poco cobarde al huir de esa manera de sus problemas, pero ya soportó demasiado, dos años de sentir ese amor no correspondido lo terminó por cansar; lo mejor que podía hacer era olvidarse de Jeno aunque eso conlleve alejarse completamente del susodicho.

— ¿Quieres volver a tu casa? — Renjun negó ante la pregunta de su amigo, columpiándose levemente en el columpio.

— Quedémonos un poco más, seguramente en el departamento de mi hermano esté Taeyong, dijo que haría unas cosas por la mañana y volvería así que ya debe estar ahí. Además, seguramente si me ve le dirá a Yuk-hei y quiero evitar las preguntas.

— Bueno, son casi las dos, ya mismo es hora de volver a casa así que está bien. — Chenle bajó del columpio de un salto, provocando que el chino mayor levante la vista del suelo. — Iré por helado, ¿gustas venir?

Huang rechazó la propuesta, no tenía ganas de nada en ese momento, el apetito se le fue así que simplemente vio cómo Chenle se alejaba del lugar hasta perderse completamente de su vista.

Estaba solo así que soltó un suspiro cansado, y para empeorar su día la cabeza le empezaba a doler de sobremanera.

¿Qué más falta? ¿Que caiga una tormenta?

Se dedicó a observar a su alrededor para olvidarse del creciente dolor. Habían niños jugando entre sí o con sus padres, ancianas tejiendo, algunas personas les daban de comer a las palomas que se posaban en el suelo, incluso se encontraban algunos perritos corriendo de allá para acá. Eran adorables, Renjun siempre quizo uno pero su padre jamás se lo permitió y su mamá siempre estuvo de acuerdo con él.

Se cuestionó si alguna vez sus padres lo quisieron antes de enterarse que era gay, casi nunca pasaban en casa y cuando llegaban solo lo saludaban a medias, eso era todo. Nunca fueron la familia perfecta, ninguna lo es, pero por lo menos hubiera deseado que mostraran un poco de interés en su hermano y en él. Ese fue uno de los motivos por el que Yuk-hei también decidió irse, en ese tiempo apenas ingresó a la Universidad así que no le fue posible irse con él, el poco dinero que su hermano ganaba no les abastecería a ambos así que decidieron que cuando Renjun saliera de la escuela se lo llevaría con él de ese lugar tan podrido al que alguna vez consideraron hogar. Pero las cosas no se dieron así y ahora vivían juntos, también estaba Taeyong pero no había problema con ello.

Renjun se sentía cómodo cohabitando con él.

Dejó de prestarle atención a lo demás cuando sintió algo apoyarse en su pierna, al parecer ese "algo" era un adorable y tierno perrito. Era pequeño y de color caramelo, movía su colita de lado a lado mientras lo miraba y ladraba de vez en cuando.

— Qué lindo, ¿estás perdido, amiguito? — estiró su mano hacia el animal, acariciando su menuda cabeza un par de veces antes de ver cómo el dueño de la mascota se acercaba a ellos. Oh, vaya, qué sorpresa. — ¿Taeyong?

— Renjun... — dijo el ajeno sorprendido de ver a su menor en el parque. — ¿Qué haces aquí a estas horas?

— Lo mismo me pregunto. — ambos rieron, Huang al fin percatándose de las correas de perro que el mayor traía en ambas manos.

H𝗘 I𝗦 N𝗢T 𝗚A𝗬Where stories live. Discover now