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ENTRASTE TÍMIDAMENTE EN LA CÓMODAypequeña sala de recreación, te diste cuenta de que todos los ojos estaban puestos en ti. Lo odiabas. Con la cabeza baja, te dirigiste al sofá y te sentaste frente al televisor como si estuvieras tratando de mezclarte. Y entonces pasó.
—Oh, ¿entonces eres un camaleón?—La rubia con flequillo y acento ruso saltó sobre el respaldo del sofá y se sentó en la parte superior.
—No está mal, no está nada mal... quiero decir, tampoco es genial, pero lo haremos funcionar—Todos la miraron, absolutamente estupefactos.
—Illyana, ¿acabas de alagar a alguien?—Berto preguntó con incredulidad antes de verla simplemente sonreírle y deslizarse por los cojines para sentarse más cerca de ti.
No pasó mucho tiempo antes de que su brazo estuviera envuelto alrededor de tu hombro en alguna extraña forma de consuelo.
—¿Y cómo te llamas?, ¿Cuál es tu historia? Está bien, no muerdo, pero ella si—Señaló a Rahne que estaba sentada en el suelo y solo puso los ojos en blanco.
Les dijiste tu nombre —Mi historia no es tan especial, supongo. Solo estaba en Walmart—Le explicaste al grupo. —Solo les tomó cinco años atraparme—Te reíste un poco, mirando un poco al grupo. —Sí, eso es todo. ¿Tú que tal?—
—Oh aquí vamos—El chico con acento sureño se dio la vuelta, sin prestarle más atención.
