𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒⋆୨୧˚❦,𝙜𝙞𝙧𝙡𝙨! 𝙜𝙞𝙧𝙡𝙨! 𝙜𝙞𝙧𝙡𝙨! gxg

065|| ˚⁀➷｡ CAT VALENTINE

CANDY SHOP
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Comenzando a preocuparte revístase tu
teléfono nuevamente. La campana sonaría en seis minutos. Los mensajes de texto y las actualizaciones de estado llenaron tus notificaciones, pero ni una sola era de tu novia.

Cada pitido o parpadeo te hacía saltar y comprobar en tu teléfono si era algún mensaje de cat. Ella nunca llegaba tarde a la escuela a menos que su hermano tuviera un problema y cat nunca reaccionaba bien al estrés. —Vamos, cat, ¿dónde estás?—murmuraste para ti misma, escaneando el estacionamiento vacío.

—¿A quién estamos esperando?—una voz familiar y brillante y unos brazos envueltos alrededor de tu cintura calmaron todas tus preocupaciones.—Sé el juego perfecto para jugar mientras los esperamos, si quieres—

Una sonrisa se extendió por tus rasgos y te diste la vuelta, plantando un beso en sus labios brillantes y haciéndola tararear feliz. —Te estaba esperando, a ti—suspiraste, riendo mientras ella trataba de perseguir tu beso. —La escuela empieza en menos de tres minutos, me tenías muy preocupada—

—¡Lo siento!—hizo un puchero un poco culpable, pero sobre todo en broma, y ​​se volvió para rebuscar en su bolso de flores, y te emocionaste cuando se encontró con cierto objeto. 

Su mano sacó una bolsa de tu dulce favorito y jadeaste, jugando con tu felicidad porque sabías cuánto lo amabas. Cat movió la bolsa, claramente complacida consigo misma. —Vi estos y pensé, Dios mío, te encantan, ¡así que compré todos los que tenían!—

Sonreiste cálidamente, emocionada y atontada antes de asimilar sus palabras. —Espera, ¿qué quieres decir con que compraste todos los que tenían?—

Cat evitó el contacto visual, simplemente sonriendo al suelo. —Quiero decir, lo aprecio mucho, pero ... ¿exactamente cuánto gastaste en dulces?—

Sus cejas se arquearon y Cat suspiró soñadoramente, haciendo girar un mechón de cabello aterciopelado para distraerte.

—Deberíamos llegar a clase. Nunca llegamos tarde a la clase de Sikowitz—pero en este instante , lo que te preocupa no sólo era llegar tarde, sino que cuánto dinero gastaba cat en ti.

Los labios de Cat se presionaron contra tu mejilla, dejando un recordatorio y sentiste como el calor se apresuraba a subir a tu cara.

—¡Te guardaré un asiento, adiós!—la pelirroja se escapó al edificio de HollywoodArts para evitar tus preguntas y se permitió disfrutar de la despreocupada sensación de poder darte su amor.

—¡Catarina Valentine, ¡este no es el final de esta conversación!—gritaste, pero cualquiera podría decir que te resultaba imposible enfadarte con ella.

Nunca podrías enojarte con ella, especialmente cuando sabías que saborearías tus dulces favoritos.

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