Capítulo VI

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Alessandra

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Alessandra

Salgo del auto de Alexander agradeciendo a Dios por llegar con vida, ¿por qué Alexander conduce como animal? No le importa si tiene que llegar a doscientos de velocidad, él simplemente lo hace porque le importa una mierda todo.

—Espera niñita, tu madre me dijo que hay reunión de padres hoy, pero me comunicaron que ellos no van a poder, así que me ofrecí hacer tu figura de autoridad —sonríe satisfecho al ver mi cara pálida.

—Tú ni siquiera llegas hacer una figura de autoridad para mí, Alexander, y mejor me voy —dicho eso, camino hacia la entrada de la escuela, pero Alexander me detiene.

—Tengo una duda, ¿en este colegio les ponen unas faldas tan pequeñas?, puedo ver una parte de tus nalgas —dice tranquilamente mientras saca un cigarro.

—¿Me estás viendo las nalgas Alexander? —pregunto.

Él da una inhalada a su cigarro, lentamente me le quedo viendo por unos segundos su cabello rubio todo desordenado cae por algunas partes de su frente dejándolo con un aspecto relajado pero seductor a la vez.

—No, mi abuela té las está viendo, obvio que yo Alessandra... Pareces una niña retrasada mental —gruño con enfado.

Pero que le pasa a este con sus cambios de humor constantes, me va a dar un fuerte dolor de cabeza este hombre.

—Sabes, me voy...se me hace tarde —digo por último para sí irme directamente a mi escuela.



...

Alexander

Veo como la cría de Alessandra entra a su colegio, subo a mi auto para ir directo a mi empresa.

Al llegar mis empleados agachan la mirada, algunos saludan con timidez. Soy un hombre que tiene una figura imponente y no me quejo de ello, me gusta que me teman un poco.

Desde que tengo memoria experimentado todo tipo de emociones: triste, dolor, traición, abandono, muerte. Todo y de todas ellas pude salir de pie y con cada golpe qué pasaba por mi vida pude volverme más fuerte. No dejo que cualquier persona entre a mi vida y si uno llega entrar es porque en verdad me importa y quiero estar con ella.

Es así de simple...o eso pensé.

Al llegar a mi despacho un aire frío me corre completamente el cuerpo al ver a mi querido hermano volteado de espaldas mirando hacia el gran ventanal de mi despacho.

—Que desgracia es esta —anuncio con firmeza.

—Tantos pecados que cometiste Alexander necesitas una desgracia para poner el mundo en un balance —dicho eso mi hermano se voltea para sí poder vernos cara a cara.

—Pablo...—exclamo con seriedad.

—Alexander, por fin los hermanos Brown están unidos —Pablo me sonríe con burla.

Ahora mismo quiero morir.

Empiezo a caminar en círculos por mi despacho, la llegada de mi bipolar hermano Pablo trae problemas para mi imagen, Pablo es un hombre muy problemático tanto que evito decir que tengo un hermano.

—¿Qué haces aquí?, tú siempre vienes a joderme cuando quieres algo —lo miro esperando su respuesta.

Él se encoge de hombros con simpleza.

—Bueno, hace meses conocí a una ardiente pelirroja, pero como tú sabes en las fiestas todos tienen que usar antifaz y no tengo idea quien puede ser —Pablo me observa con una sonrisita que claramente es "ayúdeme o tendrás problemas"

Me acerco a él para mirarlo con molestia, estoy seguro que cuando Pablo Brown quiere algo lo consigue y punto.

—Tú sabes que mi respuesta es ''no'' —resalto en la parte que digo"no" Pablo es como especial, tú le dices ''no'' y él te dice ''si''.

—Vamos Alexander, ayúdame a encontrar a la madre de mis futuros hijos —Pablo reclama al ver que me niego.

—Debe ser buena en la cama esa pelirroja, como estas no es normal —dicho eso miro mi reloj... ¡Mierda! solo falta cinco minutos para la reuniendo de padres de Alessandra.

—Fue una desgracia hablar contigo, pero me tengo que ir a un lugar muy importante —declaró agarrando mis llaves de mi auto, pero Pablo me detiene.

—Voy contigo y no quiero una negativa —dice con una sonrisa grande.

Al entrar Pablo se arregla su cabello rubio con sus manos, yo solo lo miro con estrés porque desde ahora tengo que estar pendiente de este animal.

—¿Donde vamos hermanito? —pablo pregunta de repente.

—Vamos a la reunión de padres de Alessandra —le respondo sin ninguna emoción.

Solo acepte ir por una razón: ver a todos los compañeros hombres de Alessandra. Cualquier niño hormonal puede estar tratando de ligarse a esa cría y eso no puede pasar...ella es una niña, no hay otra razón.

—¿Es linda? —Pablo quiso saber.

—Pablo no te metas con esa cría o tendrás problemas con mi verdadero yo, y sabes como me gusta romper huesos—lo advierto.

Salgo del ascensor con Pablo para ir hacia el auto que nos espera. 


 

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Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora