Capítulo XXVIII

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Alessandra

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Alessandra

Me envuelvo con mi cálida manta, tratando de olvidar todos mis problemas mientras mira una película.

En eso la puerta se abre abruptamente, dejando ver a mi querido, Preston.

—Vine lo más rápido que pude —Preston expresa agitado.

Toma asiento en un costado de mi cama para darme esa típica mirada de preocupación.

—Traje helado —sonríe, entregando un gran bol de helado con su cucharita incluida.

Con una pequeña sonrisa agarro el bol de helado de chocolate... Es mi helado favorito.

—Muchas gracias, ¿te interrumpí en algo? —pregunto, abriendo el helado.

Él niega la cabeza repetidas veces, dándome esa cálida sonrisa suya.

—Estaba viendo una película con Olivia. Se llamaba la razón de estar contigo. Lloré mucho mientras abrazaba a Olivia, pero cuanto recibí tu llamada Olivia me comprendió y me mando aquí.

Me muerdo el labio tratando de contener mi risa.

—Esa película es de bebes y tú lloraste —se me escapa una risita viéndolo.

—Que puedo decir, soy un hombre con sentimientos muy delicados —Preston replico sonriente.

Pero su sonrisa no duro, porque su mirada se posó en mi cuello lastimado.

—¿Qué sucedió? —cuestiona con seriedad.

—Si te digo que un animal salvaje me hice esto me creerás.

—No —admite, mirándome con una cara de pocos amigos.

—Fue Alexander —admito apartando la mirada.

No quiero ver esa cara de <<que te lo dije>>

—Lo mataré, ¡lo mataré! No sabes cuántas ganas le tengo...quiero partirle esa cara estúpida que tiene —Preston chilla de enojo.

—Cálmate —murmuro comiendo mi helado.

—Como me voy a calmar... ¡No viste como está tu cuello! —gruño con enojo —. Te enseñe a pelear, Ranpuzel.

Su mirada cambió a una de triste que hizo que mi corazón se encogiera.

—No volverá a pasar. Te lo prometo, Preston.

—Eres mi querida hermanita y sé que tú jamás dejaras que alguien te pisotee, ya sea tu familia o el cavernícola de tu cuñado —admite acariciando mis manos.

—Eres mi razón para seguir luchando —murmuró, mirándolo con los ojos llorosos.

—Siempre que te sientas sola, Rapunzel, no dudes en llamarme porque vendré corriendo como un loco —prometió para luego abrazarme con fuerza.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora