Capítulo XXXVIII

77.3K 5K 2.8K
                                    


antes de empezar el capítulo, por favor interactúen votando y comentado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

antes de empezar el capítulo, por favor interactúen votando y comentado

Alessandra

Con cansancio dejo caer mi cabeza entre las piernas de Pablo mientras él acaricia mi larga cabellera pelirroja.

—Estás acalorada —se ríe por debajo.

Siento su cálida mano sobre una de mis mejillas, haciendo que abra mis ojos al instante de sentir su tacto.

—Estar gritando dónde dejar cada cosa para el cumpleaños de Alexander, es algo agotador —murmure.

Estaba por cerrar mis ojos cuando la puerta se abre par a par... ok, no puedo estar tranquila ni siquiera un minuto.

Me levanto de golpe de las piernas de Pablo al ver a Alexander parado y para mi sorpresa traía a Ethan entre sus brazos.

—No me sorprende verlos juntos —comento serio.

—¿Qué haces aquí?

—Destripadora, cuántas veces tengo que decirte que jamás podrás ocultarme algo —me sonrió con esa rara sonría que tiene.

Pablo se levanta del sillón para caminar hacia Alexander.

—¡Feliz cumpleaños, hermano! —Pablo, grito alegre.

Con la mano libre que tenía le tiró un fuerte golpe en su cabeza haciendo que Pablo grite de dolor.

—Sabes que odio las fiestas.

—¡Auh!

Ruedo los ojos al verlos. Siempre se están peleando como unos bebés.

—¿Por qué estás con Ethan? —pregunto confundida.

—Para resumir la historia, yo fui a tu casa y tuve una charla con tu madre, fue cuando me dijo que sacará a pasear a este muchacho —sonrió viendo a Ethan.

Me perturba verlo cariñoso con Ethan.

—¿Qué hablaron? —cuestiono con nervios.

Lizzie jamás cierra su boca... estoy segura de que le abra contado a Alexander sobre que me gusta.

—Hablamos cosas de adultos —se acercó a mí con una sonrisa traviesa.

Yo gruño enojada, él sabe mi odio que le tengo cuando me trata como una niña pequeña.

—¡Eres un pedazo de imbécil, arrogante. ¡No sabes cuándo odió que me trates como una niña!

Ambos nos acercamos para mirarnos con rivalidad y cuando está por gritarle, el muy estúpido me atrajo a su cuerpo dejándome sin aire.

—Como me excita tus insultos de niña —me beso la mejilla con lentitud.

Yo me separó de golpe, llevo mis manos a mis mejillas que estaban quemándome y sin pensarlo me voltee, dándole la espalda.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora