Capítulo XIV

163K 8.6K 4.2K
                                    

Alexander

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alexander

La pequeña destripadora quedo dormida profundamente. Solo quiero que esté bien y que se quede un rato conmigo. Ella es una chica muy dura y no confía ni siquiera en su propia sombra, pero este día quiero acercarme. La observo por unos minutos desde las afueras de su puerta para decidir entrar o no y acercarme a ella.

Estoy confundido.

Se ve tan vulnerable dormida que cualquiera puede hacerle daño. Paso con suavidad mi mano por su muy llamativa cabellera pelirroja, ¿Por qué la destripadora es tan llamativa para mí? desde que la vi por primera vez sentí esa leve sensación de peligro al verla.

Trazo un camino desde su cabello hasta su mejilla para acariciarla con suavidad.

—Pequeña, Alessandra. Entre tu y yo hay una deuda de besos pendientes. Y una cama esperando —murmuro en voz baja.

Alesandra tiene razón al decir que soy raro. Tengo otro concepto sobre el amor y en mis planes jamás estuvo experimentar tal emoción.

Dicho eso, camino hacia la puerta si antes darle una última mirada e irme en busca de mi auto.

Al llegar al departamento de Pablo toco dos veces la puerta, esta se abre dejando ver al pesado de mi hermano con una sonrisa.

—Qué te trae por aquí, hermanito —Pablo dice con una sonrisa mientras se hacía a un lado para que entre.

Al entrar veo que su departamento está en perfectas condiciones pensé que estaría hecho una mierda, pero hay sorpresas en la vida.

—Está muy lindo tu ojo —digo con arrogancia al verle el ojo todo hinchado y morado de mi hermano.

Le advertí que no se acercara a ella, pero como siempre hizo caso omiso a mi orden, pero que voy a esperar de mi hermano, él siempre me ha dado la contraria ante todo lo que le ordenaba desde que somos unos niños.

—creo que aprendí la lección —Pablo toma asiento a un costado mio. El me entrega una copa de vino cuál acepto al instante para tomarlo sin pensarlo.

Suspiro con cansancio al recordar que tuve que dormir Alessandra para pasar un minuto con ella sin que ella se portara como una loca cuando trataba de acercarme a ella.

—hermano me estoy preocupando por ti, creo que te gusta tu cuñada —anuncio Pablo, haciendo que abra de par a par mis ojos y observarlo.

—Deja de decir estupideces —lo callo para volver a cerrar mis ojos y pensar en otra cosa que sea menos Alessandra.

Pero la maldita seguía acosándome en la cabeza, por alguna razón que no comprendo. Natalia es lo que buscaba en una mujer, pero al ver a su hermana menor hizo que empiece a dudar.

Ellas siendo hermanas eran muy diferentes. Natalia le gustaba que la dominara y le digiera que hacer en todo sentido, pero su hermana no me deja opinar en nada. No le gusta ser dominada o que le manden hacer algo que ella no quiere, y eso me frustra demasiado porque siempre obtengo todo lo que deseo.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora