Baile de pociones (Parte 2)

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Fue el sonido de la alarma lo que la despertó. Si fuera por ella, hubiera optado por seguir durmiendo un par de horas más. Y es que eso mismo iba a hacer, hasta que recordó que tenía que ir al baño de las chicas del segundo piso, porque había quedado en hacer una poción Multijugos con Emily y Louis.

Se levantó de mala gana, sorprendiéndose al encontrar su vestido y el de Kyle desparramados sobre el piso. La habitación era un desastre. Allí había gran parte de su ropa, su baúl abierto de par en par y sus materiales y libros por todos lados. Se fijó que estaba en ropa interior, algo muy extraño al pensar que Amelie siempre había sido muy pudorosa, hasta enfrente de sus amigas.

Tratando de hacer el menor ruido posible -tal vez aquello amainaría el agudo dolor de cabeza que sentía- comenzó a remover sus pertenencias en el piso, hasta encontrar algo que ponerse. Finalmente selecciono unos shorts de jean desgastados a los bordes y una simple musculosa de modal verde. Hoy no había necesidad de ponerse el uniforme de la escuela, recordó que era el último día y las últimas horas antes de que volvieran a subir al expreso de Hogwarts camino a casa.

Pensando en ello, abandono la habitación, dándole un último vistazo a su amiga Hua, que tenía huellas de lágrimas en las mejillas y los parpados bastante hinchados; al parecer, había pasado otra noche llorando por James y nunca se iba a recuperar de su rompimiento.

-¡Que pintas! –escucho burlarse a la Señora Gorda, mientras atravesaba el retrato. Entonces se dio cuenta de que no había consultado un espejo desde que despertó. Y aquello le llevo a otra conclusión: que debería llegar temprano a la habitación para ordenar aquel desastre y armar las maletas.

Mientras bajaba las escaleras y trataba de peinarse el cabello con los dedos y recogerlos en una coleta, Amelie pensaba y recordaba. Todas aquellas acciones juntas hacían que la cabeza le palpitara a cien y pronto ya no toleraba ni el hecho de escuchar sus pisadas. ¿Por qué rayos le dolía la cabeza?

¿Qué había pasado ayer?

Dejo su pelo. Tirar de los nudos que se habían formado en sus rizos la iba a desmayar. En vez de eso, empleo todo su esfuerzo en tratar de recordar algo. Con dura pena, lo único que consiguió antes de llegar al baño de la segunda planta, fue la imagen de un líquido rosa revolviéndose en un vaso de plástico que ella acercaba a su boca.

Atravesó la puerta del baño y se encontró con un par de lavabos frente a ella, dispuestos en forma circular al centro de la sala. Hacia el lado izquierdo, se habría un pasillo en el que al largo de la pared se extendían varios compartimientos individuales, que tras sus puertas ocultaban, seguramente, los retretes. En medio del pasillo estaban Emily y Louis con un caldero de peltre a sus pies que humeaba y burbujeaba.

Pensó que Louis la iba a saludar eufóricamente, como siempre lo hacía. Pero, en vez de eso, el muchacho pareció asustarse al observar a Amelie y tan solo pregunto:

-¿Es que no te has visto en un espejo?

También creyó que Emily la defendería, pero la rubia se limitó a señalar el espejo que había sobre los lavabos. Amelie la obedeció y algo temerosa con lo que pudiera encontrarse, se dirigió hasta allí.

Amelie Moore y la maldición de los PotterWhere stories live. Discover now