Otra vez... ¡¿Qué?!

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En cuanto el profesor termino de explicar, Amelie agito su varita para probar el nuevo encantamiento que le habían enseñado. Supuestamente todos deberían estar haciéndolo pero sus compañeras no hacían más que seguir al docente con los ojos a cada lugar que iba... Al parecer querían tener una última y clara imagen de él por el tiempo que no lo verían en las vacaciones.

Y como Amelie no era de esas y realmente no le interesaba en lo absoluto, no se dio cuenta de en qué momento el profesor Lupin se paró frente a su pupitre.

Teddy carraspeo y Amelie se sobresaltó.

-Así que... ¿Cómo vas con él? –la muchacha lo miro confundida-. Con James –murmuro Teddy suspirando, hablando por lo bajo y con pocas expresiones para que las miradas curiosas de sus fanáticas alumnas no le leyeran los labios.

-No pasa nada con él –afirmo Amelie, tratando de evitar su mirada.

Escucho a Kyle suspirar a su lado y cuando volvió a conectar sus ojos con los azules de Teddy, lo descubrió sonriendo de lado con una pizca de altanería. Amelie lo conocía tan bien que sabía, lamentablemente, lo que diría.

-Me siento todo un Cupido.

Reprimió una risita, tratando de ignorarlo, pero era imposible cuando Kyle se inclinaba cada vez más sobre ella para que el profesor también pudiera mirarla. Por un momento, quiso golpea a su amiga... pero Dean se encargó de eso, atizándole sin delicadeza alguna con el manual de Transformaciones en la cabeza, consiguiendo a mucho gusto que los ojos azules de Kyle dejaran de buscar a Teddy para girarse furiosa y violenta hacia él.

Esta vez, escucho a Fred -quien estaba detrás de ellas junto a Finnigan- reír. Y cuando Amelie volteo, Dean estaba en el piso en posición fetal, con Kyle atacándolo agresivamente con su manual.

Pero al profesor pareció importarle muy poco.

-Y gracias.

-¿Por?

-Gracias a ti la pequeña Dora tiene juguete nuevo.

¡Rayos! ¡El idiota de Teddy también había formado parte de esa estúpida apuesta! ¡Pero si Jamelie no existía! Estaba claro que habían dormido esa noche juntos y que en la semana que siguió habían estado íntimamente unidos, yendo a todas las clases juntos y teniendo banales conversaciones sobre el Quidditch y evaluaciones, sumando el hecho de que no habían peleado en ningún momento. Pero... era lo que hacían los amigos y no eran más que eso... ¿verdad?

¡Verdad!

-Suficiente por hoy, Kyle –indico el profesor con una risita, volviendo sobre sus pasos mientras Amelie lo fulminaba con la mirada.

Su amiga se sobresaltó y de un brinco ya estaba sentada en su lugar, ignorando los quejidos y reclamos de Dean al tiempo que soltaba un suspiro mientras volvía a recomponer su compostura.

-El profesor sabe mi nombre.

Amelie la ignoro, como venía haciéndolo en toda la semana cada vez que Kyle tomaba su papel de amiga insoportable e insistente queriendo saber los detalles de su relación con James. Su relación de amigos, claro.

Hablando de James... Amelie noto que había faltado a esta clase. Ni siquiera había llegado tarde junto con Dylan para tomar un asiento al último. No lo había visto en todo el día y eso se estaba tornando algo raro, ya que no había mencionado algún resfriado la última vez que estuvieron juntos, ni algún problema o una tarea sin hacer. Simplemente era algo ilógico en lo que Amelie no quiso escarbar.

Si le preguntaba a Dean o Fred sobre él, la molestarían con que estaba realmente interesada y que se preocupaba por James. Y aunque verdaderamente era cierto, no estaba de humor para soportarlos. No eran exactamente Dylan, quien sabía y la entendía al completo.

Amelie Moore y la maldición de los PotterWhere stories live. Discover now