El plan

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-No creo que sea apropiado que vayas a hablar ahora -musito Amelie, al tiempo que se observaba minuciosamente el cuello frente al espejo.

La marca se había esfumado completamente, lo que indicaba que el quitamoretones había funcionado muy bien. Por suerte, Kyle estaba tan ensimismada en sus problemas que no había notado su raro comportamiento.

-Respira y exhala. Respira y exhala. Suéltate un poco -le aconsejo Amelie.

Pero su amiga estaba tan callada como nunca. La observó de reojo, parecía perdida, con la mirada fija en un punto indefinido. Nunca la había visto tan apagada, hasta sus ojos azules parecían haber perdido color.

-¿Qué es lo que paso realmente con Dean?

-No estoy mal por eso.

-Claro, como no... -se burló Amelie con sorna-. Por algo es que preguntas cual es el número de habitación de los merodeadores.

-No... Yo, emmm... debo hablar con James. Ayer por la tarde me pidió que lo ayude con las tareas de Transformaciones.

-En primer lugar, sabemos muy bien que James directamente me pediría la tarea a mí y, si no, como siempre, se daría por vencido -enumero la pelirroja-. En segundo lugar, ¿Cuando dices que te pregunto?

-Emmm... luego de... ¿la clase con Harry?

-¿Eso fue una pregunta o una afirmación?

-Una afirmación, seguro -respondió Kyle rápidamente.

-Pues... es bastante raro si pensamos que él pasó todo el día conmigo.

-Presiento que me estas ocultando cosas -musito Kyle, con mirada amenazante.

-Lo que significa que estamos a mano, ¿no lo crees?

Kyle resoplo, resignada. Amelie sonrió, porque sabía muy bien que había ganado la discusión.

En una vida con Kyle Wood era muy necesario saber que muchas veces, aunque no quieras, es necesario ser dura... en el sentido de amenazas. Si no, era imposible sacarle algo de los labios. Más que nada cuando era algo relacionado a Dean.

-Me besó, otra vez -musito la muchacha, cubriendo su cara con ambas manos. Cualquiera podría pensar que estaba pasando por una gran crisis.

-Y... eso te dejo más confundida que de costumbre.

-¡Claro que sí! Explícame como puede ser posible que, de 7 años peleándonos, lleguemos a algo como esto... simplemente me sorprende el que soportemos el tacto. No entiendo... no entiendo...

-No entiendes... -la ayudó Amelie.

-No entiendo como puede ser que me agrade el que eso suceda. ¿Desde cuándo soy así? ¿Desde cuándo deseo continuamente que él me hable y me mire y, y... y que me bese?

-¿Desde que estas enamorada de él? -inquirió Amelie con diversión, observando como su amiga esbozaba una enorme mueca de horror.

-¡No estoy enamorada de él!

-Claro... y yo me fume una mandrágora.

En el momento, Hua atravesó la puerta de la habitación y Amelie supo muy bien que era hora de callar. No es que le gustará esconder cosas a su amiga, sólo que, tal vez, si seguían hablando podría saltar algo relacionado con James... y eso definitivamente no sería bueno.

Llevaba un ramo de amapolas en las manos, y lo sostenía con una amplia sonrisa.

-¿Quentin?

-Ajá -musito Hua, casi absorbiendo las flores con su nariz.

Amelie Moore y la maldición de los Potterजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें