Capítulo 39

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Los Ángeles, California. 2005

11:00 A.M.

El timbre de su casa lo despertó, en algún momento se había quedado dormido en el sofá, dando un sonoro bostezo y restregándose la cara se dirigió hacia la puerta. Sabía que la única persona que vendría a visitarlo tenía nombre y apellido.

Al abrir la puerta, la sonrisa arrogante de Gene fue lo primero que vio.

—Parece que llegué en mal momento—dijo burlón el demonio al ver los ojos rojizos de Paul—. ¿Qué estabas haciendo?

El cantante negó y se rascó un ojo—. Me quedé dormido, es todo.

—Nunca te ha sentado bien la soledad—comentó este, pasando al interior—. ¿Recuerdas aquella vez cuando tuve una discusión con Eric?—preguntó y Paul solamente se quedó en silencio, pues no solo había sido una pelea con el zorro, sino varias, entonces no recordaba cuál de todas esas ocasiones—. Aquella vez que... bueno tú sabes... Pandora.

—Oh... lo había olvidado—comentó este perdiendo todo rastro de sueño, la verdad es que tampoco había vuelto a saber mucho sobre la pequeña Pandora. Quizás después de 1992, el contacto fue casi nulo hasta la fecha, solamente mantenían algunas llamadas de vez en cuando, pero esta misma le había pedido que no le dijera a Gene sobre su comunicación, por eso mismo no había podido hablar con el demonio al respecto.

Pandora era muy buena amiga suya, todavía estaba en deuda con ella por haberse prestado para la sorpresa de Shandi, en la navidad de 1987.

—Justo en aquella ocasión, te veías igual que ahora.

—Bueno sí, pero esa vez no había dormido nada—confesó mientras ambos caminaban en dirección a la cocina—. Ahora solo me quedé dormido un rato... me estaba acordando de uno de tantos días cuando Shandi estaba con nosotros.

Una pequeña risa del demonio lo sacó de sus pensares.

—Siempre soñando Paul. ¿De verdad piensas que el destino es tan bello y te regresará a tu bella Shandi?

—Esa pregunta también te la puedo hacer a ti, respectivamente dirigida hacia Pandora.

El demonio que antes sonreía, se puso serio y se quedó mudo un par de minutos. Permitiéndole a Paul sonreír victorioso, de tantas que Gene había hecho, por fin le había tocado ganar una partida más.

—Yo no vine a hablar de ella—comentó serio, yendo hacia el refrigerador. Mirando que había de bueno en la nevera, encontró latas de cerveza de raíz y no dudó ni un momento en tomarlas. Le lanzó una a Paul—. Vine porque parecías desesperado... ¿Qué es lo que te acongoja?

Paul abrió su lata y le dio un pequeño sorbo—. Tengo algo atorado aquí en el pecho, es como un presentimiento... intuición quizás, no lo sé... pero me siento muy extraño.

—Solo es tu imaginación, te has sugestionado durante todo este tiempo. Desde la visita que le hicimos a Peter...

—Siento que nos esconde algo—confesó Paul con los ojos entre cerrados—. Sé que no fue sincero... pude verlo.

—Nuestro gatito jamás ha sido una persona totalmente transparente—dijo Gene como si hablaran de cualquier cosa—. De todas formas no puedes comprobar absolutamente nada.

—Es por eso que me siento así... sé que algo pasará y no sé si sea bueno o malo—pausó Paul, bebiendo de su cerveza junto a Gene. Ambos se regresaron a la sala de estar dónde se echó cada uno en un sofá, sacándose los zapatos en el camino.

—Hasta cierto punto me resulta algo divertido, ver como a pesar de tanto tiempo no has dejado a tu fantasma por la paz.

Paul sonrió y soltó un poquito de veneno—. Así como tú tampoco has podido soltar a Pandora. ¿Has sabido algo de ella?

Broken Heart| Paul StanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora