Capítulo 12

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Tenía mucho tiempo en el cual no se sentía tan a gusto y tan tranquila. Sentía una paz que no había experimentado antes... estaba como flotando entre los sueños, y esa suave caricia en su cabeza la hacían no querer despertar. Aun no... 

Como si volara entre las nubes se sentía en ese dormitar. Pero mientras volaba en el cielo de repente, la burbuja que la mantenía en el aire se reventó. Haciéndola caer de golpe.

Y abrió los ojos...

A la primera no reconoció el lugar dónde estaba, intentó orientarse... pero al levantar la mirada, se encontró con un par de ojos cafés que la miraron con intensidad.

Y gritó...

—¡¿Dónde estoy?! ¿Qué hago aquí? —se levantó demasiado rápido e incluso los dedos de Paul se enredaron en su cabello, provocando que chillara por el tirón en el cuero cabelludo.

—¡Shandi! ¡Espera! —exclamó Paul al ver el pequeño lío en que se había metido. Su mano estaba prensada en los cabellos de la chica y lo que menos quería, era lastimarla. —¡Detente! ¡Soy yo, Paul! 

La mencionada se detuvo y vio con dolor al chico que intentaba sacar su mano de su mata de cabello. Se había acelerado demasiado, sobre todo, porque no estaba acostumbrada a la reconfortante caricia antes aplicada. Si era honesta consigo misma, nunca la habían acariciado de esa forma.

Había sido cuidadoso y hasta cariñoso...

—Listo—dijo Paul, liberando sus dedos del enredado cabello. —¿Estás bien? ¿Ya recordaste dónde estás?

Shandi asintió y bajó la mirada, incómoda. —Lo lamento... es solo qué... perdón—soltó rápidamente y salió corriendo, dejando al vocalista sin entender exactamente qué había pasado.

De un momento estaba acariciando su suave melena y al otro, ella se había asustado por la repentina cercanía... pasó por su cabello una mano con frustración. No terminaba de entender a la joven, cualquier otra, estaría besándole la mano con devoción...

Pero Shandi no...

—Mejor regreso con los chicos—suspiró algo desanimado y arrastró los pies de regreso al estudio.

...

Se dio un golpe en la frente cuando estuvo alejada de la vista de Paul. 

No había sido su intención, salir corriendo de ahí. Pero se sintió intimidada por la mirada tan profunda que el chico le había dado y se sonrojó al recordarlo. Seguramente se había visto tan patética... si eso era, patética.

Suspiró con tristeza y decidió que lo mejor era renunciar. No podría con tanta carga, además no estaba acostumbrada a lidiar con hombres... solo Swan podría considerarse el único con el que podía hablar sin desmayarse o caer en lo absurdo. 

—Creerá que soy una tonta—dijo para sí, mientras caminaba con dirección a la oficina de Bill. Tenía que decirle que renunciaba, antes de que pasaran más días.

—No eres tonta—una voz a sus espaldas, la hizo sobre saltarse. Al girarse se encontró con uno de los chicos del grupo, que no la miraba exactamente. —Quizás no eres de este planeta, así como yo—siguió con su discurso, como mirando a la luna. —Yo vengo del planeta Jendell. ¿Y tú?

 ¿Y tú?

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Broken Heart| Paul StanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora