Capítulo 17. Parte II

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No sabía cómo es que había terminado metida dentro de un vestido color rojo que le quedaba por arriba de las rodillas y con un par de zapatillas que la hacían ver como un becerro recién parido. ¡No podía caminar! Y lo peor de todo es que las risas de su querida amiga solo le taladraban los oídos mientras se miraba frente al espejo del área de probadores.

Y no solo eso, podía ver en su reflejo sus mejillas coloradas.

—¡No llevaré este! —exclamó totalmente avergonzada y frente a la dependienta de la tienda departamental, se quitó las zapatillas y entró corriendo al vestidor.

Se sentía pésimo y por su mente pasó la idea de no presentarse en el evento al que había sido obligada a ir. Porque la habían obligado, sin darle otra opción. En esos momentos se arrepentía de haber aceptado solo por un pago doble.

Se sentó sobre la banca dentro del probador y se restregó el rostro con frustración. ¿Por qué siempre tenían que pasarle cosas de ese tipo? 

Decidida a irse, iba comenzar a cambiarse.

—Shann... ¿Estás bien? ¿Qué pasó? —preguntó Nasha desde el exterior, se preocupó cuando vio como su amiga se internaba en el probador y estaba segura que no tardaría en soltarse en llanto.

—E-estoy bien—contestó sin ánimos, se había sacado el vestido colorado y se estaba colocando sus viejos jeans.

—¿Puedo pasar? —preguntó la morena y al no recibir respuesta, entró. 

Al hacerlo miró con pena a su amiga en ropa interior, se le veía totalmente abatida y se sintió mal por haberla presionado para que se probara el vestido.

—No voy a ir—dijo tajante y apretó los pantalones de mezclilla sobre sus blancas piernas—. Me disculparé el lunes...

Nasha apretó los labios y negó—. No harás eso, es tú trabajo y sería muy irresponsable de tu parte que no vayas. Diste tú palabra.

—Lo sé, lo sé... pero no me siento cómoda haciendo esto. Quiero ir a casa y ponerme el vestido de mi madre—suspiró—. Quizás no sea muy lindo como tú dices, pero al menos yo me siento cómoda con él.

—Está bien—dijo Nasha resignada—. Antes de que nos vayamos, pediremos otro modelo. Shandi, por favor...

Los ojos de la rubia se posaron en los chocolates de Nasha. 

—Enserio, ya no quiero hacer esto.

—Solo un vestido más y si no te gusta, nos iremos a casa. ¿De acuerdo?

Shandi asintió y se quedó en el probador mientras Nasha salía para buscar ayuda a la dependienta que se había quedado preocupada. Al encontrarse con la mujer le pidió algo más sobrio, que fuera acorde a la personalidad de su tímida amiga. 

Tras varios vestidos que la trabajadora de la tienda trajo, Nasha tomó uno de color blanco y estaba segura que ese sería el adecuado para su amiga.

—Gracias—dijo a la dependienta y regresó a los vestidores. Sin pedir permiso para entrar vio a Shandi tal y como la había dejado—. Pruébate este.

—Pero... es tan revelador—dijo avergonzada al ver el corte del mismo y la abertura en la parte baja de la falda—. Yo no podré salir a la calle con algo así...

—Nada de peros—dijo Nasha, mostrándole el vestido que había elegido para ella. 

Era un vestido de muchos brillantes en tono rosado. Con un discreto escote en forma de V y largas mangas abiertas en medio, se unían con delicados hilos del mismo material, uniéndose elegantemente a las muñecas. 

Broken Heart| Paul StanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora