Miaullándole a la Luna [#Omegacember2021] Kurotsuki ✨Terminado✨

Día 1: Voz

P.O.V Tsukishima:

Recuerdo la primera vez que vi a aquel alfa de cabellos despeinados.

Al principio no le presté atención ya que parecía de todo, menos importante. Así que decidí colocarme mis audífonos y seguir a los revoltosos de mis compañeros, quienes se adentraban en nuestro lugar de hospedaje, ya que íbamos a tener partidos de práctica contra el Nekoma.

El capitán había demorado en llegar a regañar a Hinata y a Kageyama, pues parecía que había estado hablando con el capitán del equipo al que enfrentaríamos en ese campamento.

-...Kuroo es un poco extraño y algo alborotador, pero sigue siendo un buen jugador...—Nos dijo, después de reprender a la dupla—...Si se les acerca, no confíen a la primera, pues podría engatuzarlos y bueno...nadie quiere eso.

Tan solo rodé los ojos y revisé entre mis playlist, seleccionando una para dormir un poco. Estaba demasiado cansado, ya que esta época, el calor hacía estragos en mi cuerpo. No sabía como era que Hinata o Yamaguchi no se desplomaban del cansancio. También eran omegas ¿No?

Jajajaja, lo sé. Tsukishima Kei, 1.90m de altura, omega. Ni yo me lo creía hasta el momento en que mi primer celo se mostró.

Un momento horrible, a decir verdad.

No supe exactamente cuando me dormí o cuanto tiempo estuve haciéndolo. Solo recuerdo haber despertado por la incomodidad que una fuerte luz causó al momento de chocar contra mis cerrados párpados. Gruñí por lo bajo mientras mis audífonos se deslizaban lentamente hasta terminar en mi cuello. La fuerte música se escuchaba incluso sin tenerlos puestos.

-...Oh, que bueno que despiertas, Tsukishima...—Me sonrió Sugawara—...Justo acabamos de terminar un partido de práctica.

-...Lamento no haber asistido...—Me incliné levemente, a modo de disculpa y busqué mis lentes que yacían junto a mi futón.

-...Descuida, sé lo problemático que es para nosotros el cambio de ambiente. Era preferible que descansaras..—Se oyeron claramente sus huesos crujiendo al momento en que se estiró—...Además, te veías tan tranquilo durmiendo, que no quisimos levantarte...—Rió un poco. Coloqué mis lentes en su lugar y le miré—...Obviamente, espero que mañana puedas acompañarnos en el partido. No es lo mismo sin tus bloqueos.

-...Estaré ahí...—Asentí y lentamente me levanté, busqué mis zapatos de interior e hice una pequeña inclinación frente a él para luego salir en busca de algo de comer y beber.

Mi estómago me reclamaba.

Estar frente a la puerta corrediza de aquel lugar fué indicio de un potente dolor de cabeza, por lo que volví a colocarme mis audífonos antes de entrar.

Una buena opción, a mi parecer.

Nada más cruzar la puerta, sentí varias miradas sobre mi persona y observé como el idiota de Hinata parecía gritarle al Rey sobre quien sabe qué. Ignorando todo, caminé con calma a la barra y señalando cada cosa, terminé llevando mi bandeja con comida a la mesa en donde se encontraba mi "amigo" de pecas. Este me miró de reojo, antes de seguir comiendo. Supuse que ya se había percatado de que no oía nada y por eso no me habló en el transcurso que duró la cena.

Después de dejar la bandeja con los platos sucios donde correspondía, salimos de ahí y caminamos por los pasillos, dispuestos a regresar a nuestra habitación, mas fuimos frenados por aquel chico de cabellos despinados.

Veía su boca moverse, mas gracias a los audífonos, no lo oía. Miré de reojo a Yamaguchi, notando que cada vez estaba más nervioso.

Volví a enfocarme en aquel chico.

-...No...—Dije, interrumpiéndolo. Este me miró con sorpresa, abriendo sus ojos grande.

Le ví mover sus labios nuevamente. Enarqué una ceja y señalé, con mis dedos, mis auriculares, esperando que captara lo que pretendía explicar. Él frunció el ceño y levantó una mano hacia mí, la cual aparté, pues supe de inmediato que iba a quitármelos.

Le gruñí y le di la espalda, halando a Yamaguchi para seguir avanzando. Lo hizo a tropezones.

Una vez estuvimos solos en el corredor interno del edificio, mi acompañante haló de mi camisa, por lo que retiré el aparato de mis oídos para prestarle atención.

-...No debiste hacer eso, Tsuki...—Me dijo, temblando ligeramente.

Rodé los ojos.

-...Quizás no lo oí, pero por la manera en que te comportaste ante él, supe que estabas incómodo. Así que hice lo que cualquiera haría...—Hablé, un tanto irritado por lo fácil que su amigo se dejaba intimidar.

-...Pero no cualquiera contradice a un Alfa, Tsuki...—Dijo, haciendo que detuviera mi andar.

Volteé a verle.

-...¿Qué?

-...¿Eh? —Él parpadeó un par de veces—...Tsuki...no me digas que no sabías que Kuroo-San es un Alfa...—Rió nervioso.

Yo seguía en shock.

-...No lo sabía...—Admití, reajustando mis lentes y reanudé la caminata—...Supongo que me disculparé mañana. Estoy muy cansado. Quiero dormir.

-...Pero si ya dormiste medio día, Tsuki...—Yamaguchi rió, yo solo bufé.

-...Esto es horrible. Siento como si me fuera a desmoronar en cualquier momento...—Me quejé—...No sé como puedes soportarlo.

-...En realidad, también me cuesta...—Le miré de reojo, sonreía mientras miraba al frente—...Pero estoy tratando de acostumbrarme a la sensación. Deberías hacer lo mismo...—Volteó a verme y sonrió más grande.

Volví a bufar.

Ser omega era horrible.

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A la mañana siguiente, me levanté con la misma sensación que el día anterior, pero ya que le había prometido a Sugawara-Senpai que participaría en el partido de ese día, no me quedaba más que levantarme. Me aseé, desayuné y preparé, yendo con el grupo al gran gimnasio en donde se llevarían a cabo los partidos de práctica.

Inmediatamente divisé la negra cabellera de aquel chico, por lo que pedí unos minutos a mis superiores y caminé hasta él. Este notó mi presencia y sonrió de lado como gato divertido. Me confundí por ello.

-...Lamento lo de ayer...—Dije y me incliné ante él, aguantando las ganas de decir algo que probablemente me metería en problemas.

-...Descuida...—Mis ojos se abrieron de par en par al oírlo—...Un error lo comete cualquiera...—Su mano se posó en uno de mis hombros, mientras su sonrisa se ensanchaba.

Esa voz.

Esa masculina voz sería mi perdición total.