𝟬𝟰

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—¿Entonces no sientes frío cuando el invierno llega?

SungHoon y Sunoo estaban hablando como todos los días. El tritón se encontraba jugando con un pato de hule que SungHoon le había regalado mientras le prestaba atención al azabache arrodillado frente a él.

—No, nunca he sentido frío, creo que es otra de las cosas que no puedo sentir.

SungHoon tenía curiosidad de cómo Sunoo soportaba el aire frío y más estando este en el agua y descubrió que dichos seres no eran iguales a los humanos.

Ambos preguntaban cosas sobre la vida del otro, no sabían por qué tenían la necesidad de saber todo del contrario.

Justo en ese momento el teléfono del menor sonó indicando que alguien le envió un nuevo mensaje.

—¿Qué es eso?

—Es mi teléfono, hyung ¿Nunca has visto uno? —Sunoo negó.

SungHoon sacó su teléfono del bolsillo de su abrigo y lo desbloqueó ignorando el mensaje de uno de sus amigos preguntando por su paradero.

—Esto es un teléfono, tengo muchas aplicaciones, no se cual podría mostrarte primero.

Sunoo miraba curioso la pantalla que estaba frente a sus ojos hasta que vio algo que le llamó la atención.

—Ga-Gal... ¿Galería? —Si, Sunoo sabía leer un poco debido a los periódicos y pósteres que a veces el viento llevaba hacia su cueva, con ayuda de las imágenes que algunas veces contenían dichos papeles informativos, lograba descifrar el significado de algunas palabras y el sonido de las letras.

—Oh, ahí tengo mis fotografías, aunque no tengo muchas, solo una que otra selfie y fotografías de paisajes.

Sunoo lo escuchaba atento, nunca había visto un aparato tan increíble como ese. SungHoon accedió a la aplicación de cámara para luego apuntar hacia el rostro de Sunoo quien ya había dejado al patito chillón y se había acercado hasta la orilla de piedra para escuchar mejor cada palabra del azabache.

—Sonríe, hyung —el tritón sonrió algo confundido. Una pequeña luz salió de alado de la cámara del teléfono del menor.

Park sonrió ante la imagen que su teléfono había capturado, con esa foto podía apreciar el rostro del mayor en el momento que él quisiera.

—Mira —SungHoon volteó la pantalla de su teléfono para que el ojiazul pudiera ver la fotografía que el azabache le había tomado.

—¡Oh! ¡Soy yo Hoonie! ¡Soy yo!

El ojinegro sonrió ante la reacción del pelirrosa, éste estaba apuntando a su propia foto mientras la aleta de su cola se movía de adelante para atrás bajo el agua con velocidad indicando su emoción.

—Si, hyung. Eres tú, puedo tomarte otra si quie...—las palabras de SungHoon se vieron interrumpidas debido al sonido de una llamada entrante. Regresó la pantalla de su teléfono hacia él y leyó el nombre de quien lo llamaba, Jay.

—Discúlpame un momento— SungHoon se puso de pie y se alejó de su mayor para contestarle a su amigo. Sunoo no sabía por qué, pero cuando vio a su menor salir de la cueva sintió una opresión en su pecho la cual desapareció cuando lo vio entrar de vuelta unos minutos después.

SungHoon se acercó a Sunoo y se arrodilló delante de este —Lo siento, hyung. Mis amigos me están buscando, tengo que irme.

—¿No puedes quedarte un poco más?

—No, lo sien... no me hagas pucheros, por favor.

Sunoo hizo un puchero algo exagerando creyendo que así podría convencer a SungHoon de quedarse un poco más.

—Pero quiero que te quedes un ratito más.

El ojiazul bajó la mirada a sus manos entrelazadas sobre la superficie de piedra cuando visualizó una mano un poco más grande sobre las suyas.

—No puedo quedarme pero prometo regresar mañana ¿te parece? —SungHoon tomó con cuidado una de las manos del tritón y acarició sus nudillos con su pulgar.

El de hebras negras se tomó su tiempo para apreciar las pequeñas manos del mayor, era tierna la diferencia de tamaños entre una y otra.

Él pelirrosa levantó la mirada y los ojos del menor cayeron directo a esos dos preciosos orbes azules que poseía Sunoo en su rostro, se decían todo y a la vez nada con una simple mirada, ambos no podían comprender el porqué de su cercanía en tan sólo dos semanas, las cuales, habían sido las mejores dos semanas de su vida.

—Está bien —la mirada del pelirrosa dejó de prestarle atención a los orbes negros de SungHoon y posó su campo visual en su mano siendo sostenida por la del más alto y un tierno color rosa apareció en sus mejillas.

—Nos vemos mañana, Sunoo hyung —el ojinegro deshizo el agarre de manos de ambos jóvenes y se levantó de donde estaba arrodillado.

—Nos vemos, Hoonie —Sunoo nadó hacia el centro de la laguna mientras que SungHoon se dirigía a la salida de la cueva.

Cuando Sun dejó de visualizar la silueta del azabache pronunció un bajo:—te quiero— y se sumergió en las aguas de su laguna.

Cuando Sun dejó de visualizar la silueta del azabache pronunció un bajo:—te quiero— y se sumergió en las aguas de su laguna

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Dedicada a Diamoshi

𝙈𝙀𝙍𝙈𝘼𝙉 // 𝙎𝙐𝙉𝙂𝙎𝙐𝙉Where stories live. Discover now