𝟮𝟵

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Una semana, una maldita semana entera en la que Sunoo no había mejorado.

En esa semana, el pelirosa no había dejado de vomitar, se levantaba en las noches y a veces cuando despertaba también lo hacía, no le sorprendía a SungHoon que también tenga mucho apetito, vomitaba a diario por lo tanto vaciaba su estómago.

Le dolió verlo así, no aguantó más y lo llevó al médico, este le recetó unas pequeñas pastillas redondas de color blanco después de cada comida. El botecito estaba ya vacío y Sunoo no se había curado, incluso pensó SungHoon que empeoró, su estómago comenzó a dolerle tanto que no podía levantarse de la cama por un buen rato.

Faltó a la universidad dos días para quedarse a cuidar a su enfermo novio, no sabía que más hacer, se le estaban acabando las opciones y Sunoo solamente lloraba, lloraba del dolor, lloraba de lo horrible que se siente vomitar, lloraba porque estaba preocupando a SungHoon.

Dos hipidos se escucharon en la habitación, ya era de día. Era sábado por lo cual SungHoon no se tenía que preocuparse en inventar que aún no se había curado de su gripe para poder faltar a la universidad.

La pareja estaba en la cama, SungHoon abrazaba la cintura y espalda de Sunoo mientras que este se aferraba de la camisa del peliazul escondiendo su rostro en su pecho.

—Sunnie— Sunoo sorbió su nariz —Te voy a llevar a hospital.

Sunoo levanto la vista hacia SungHoon dejando ver sus ojos rojos e hinchados, su nariz estaba igual roja, las lágrimas cristalinas caían de sus ojos hasta perderse en su cuello, una tras otra sin parar.

—Ya no llores, estoy aquí contigo y no te dejaré hasta saber que tienes–comenzó a mover su mano de arriba hacia abajo sobando su espalda pensando que así su llanto cesaría y lo hizo, las lágrimas comenzaron a caer con menos fuerza.

—Te amo— dijo Sunoo con voz temblorosa, se veía demasiado mal en cuestiones de salud.

—También te amo, bebé— y se besaron nuevamente transmitiendo su amor en el acto, transmitiendo seguridad y compañía. Las manecillas del reloj parecieron haberse detenido junto con todos los problemas, solo eran ellos dos demostrando que no estaban solos, que se tenían uno al otro y eso era todo lo que importaba. ¿A quién le interesa si los padres de SungHoon no aceptaban su relación? aunque le hubiera encantado decirles y que ellos les den su apoyo y comprensión, sabía que no iba a pasar, pero aún tenía una pisquita de esperanza en el que eso suceda porque después de todo, ellos eran sus padres y los padres deben de apoyar en todo a sus hijos ¿no?

SungHoon mordió ligeramente el labio de Sunoo y lo jaló dejándolo libres segundos después, el tiempo pareció volver a correr regresando los problemas y angustias, SungHoon desearía que el dolor e incomodidad que Sunoo estaba sintiendo lo hubiera pasado él, hubiera preferido eso mil veces antes que ver a su adorable chico con sus ojos rojos e hinchados escuchando cada uno de sus hipidos y disculpas.

Sunoo se disculpaba con SungHoon por preocuparle tanto, no sabía cómo calmar sus vómitos y dolores de estómago, incluso pensó un día que si dejaba de comer no tendría nada en su estómago por lo cual tampoco tendría algo que vomitar. Lo intentó, de verdad que lo hizo, pero el hambre lo estaba matando, tenía tanta hambre que sentía que lo que él comía podía alimentar a dos personas. Se sintió frustrado cuando sus intentos de curarse fracasaron.

Ambos se levantaron de la cama alistándose para ir al hospital, esa era la última opción y si no descubrían que tenía Sunoo, SungHoon moriría de decepcionan, tristeza y angustia.

El mayor no podía mantenerse de pie mucho tiempo, todo le daba vueltas y el dolor de estómago sólo empeoraba todo. SungHoon había pedido un taxi con antelación por lo que solo tuvo que bajar a la primera planta con Sunoo en brazos.

𝙈𝙀𝙍𝙈𝘼𝙉 // 𝙎𝙐𝙉𝙂𝙎𝙐𝙉Where stories live. Discover now