𝟭𝟴

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Sunoo movía sus pies que quedaban colgando en la orilla de la cama. SungHoon andaba de aquí para allá por toda la habitación y bueno, por todo el departamento en realidad.

—¿Qué haces? — se animó a preguntar.

—¿Recuerdas que cuando te conocí te dije que iba a la universidad? — Sunoo asintió —me estoy alistando para ir, las vacaciones terminaron y tengo que volver.

Algo en el interior de Sunoo pareció romperse ¿lo iba a dejar solo? no quería eso y mucho menos cuando él ya había aprendido a trasladarse con sus propias piernas, se tambaleaba un poquito, sí, pero al menos ya podía caminar sin que SungHoon lo sostuviese.

—¿Me dejarás?

SungHoon, quien tenía un par de libros en sus manos los dejó caer al escuchar al mayor sorbiendo su nariz.

—Oh no, no. Solo serán unas horas y volveré— el azabache se colocó de cuclillas en frente de Sunoo —bebé, mírame.

Desde la vez anterior que SungHoon lo había llamado por ese apodo jamás dejó de usarlo, al pelirrosa parecía gustarle que lo llamen así y, además, eso era Sunoo para SungHoon, su bebé.

El mayor levantó la vista que anteriormente estaba en sus pies al rostro del ojinegro—te prometí que no te dejaría solo de nuevo, pero necesito que entiendas esto. Mis padres no pueden mandarme dinero para siempre, necesito conseguir un trabajo y si quiero uno con un sueldo decente, tengo que graduarme de la universidad. Te prometo que cuando vuelva te traeré muchas galletas ¿sí?

El ojiazul solo asintió dándole su apoyo a SungHoon. Aún recuerda los días que llegaba a su cueva con unas ojeras enormes y lo primero que hacía era recostarse en el piso de piedra permitiendo gastar el resto de energía que le quedaba hablando con Sunoo. No quería que SungHoon se preocupase por dejarlo solo, él estaría bien.

—SungHoonnie, te quiero mucho.

Y eso fue suficiente para hacer que el duro corazón del menor se ablande y comience a palpitar de una manera agradable.

SungHoon se puso de pie y le dio un pequeño beso a Sunoo en su frente.

—Tengo que seguir preparándome, verás que las horas se pasan rápido y cuando menos te lo esperes ya estaré aquí con muchas galletas.

El ex tritón se dejó caer de espaldas a la cama mientras que el universitario seguía moviéndose por todo el departamento, después de un rato, ingresó al baño avisándole al chico que estaba en la cama que se daría una ducha y luego se iría.

Una ducha, una simple ducha que a Sunoo le costó aprender.

Sus necesidades cambiaron drásticamente al convertirse en un humano, en su vida había escuchado la palabra baño o la palabra ducha y nunca las hubiera escuchado de no ser porque SungHoon le informó que tendría que empezar a adecuarse a la vida de los humanos. SungHoon tenía hambre alrededor de tres o cuatro veces al día, se cansaba rápido, necesitaba dormir más de ocho horas, tenía necesidades como ducharse e ir al baño. Sunoo no.

Bueno, no mientras era un tritón. SungHoon tuvo que enseñarle como usar la tina y que agradecía profundamente que tenía una ya que así, Sunoo no tendría que estar parado y fue más fácil para el aprender a asearse a diferencia de usar el retrete.

En sus nuevas extremidades, Sunoo había notado una tercera que jamás había visto en otras personas, ni siquiera en SungHoon y creyó que era alguna deformación suya pero grande fue su sorpresa al descubrir que era completamente normal tenerla, al igual que era normal las cosquillas que sentía en su parte baja que SungHoon llamaba como "ganas de hacer pis".

𝙈𝙀𝙍𝙈𝘼𝙉 // 𝙎𝙐𝙉𝙂𝙎𝙐𝙉Where stories live. Discover now