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Los minutos pasaban convirtiéndose en horas, las horas en días, los días en semanas y las semanas en meses.

Sunoo ya tenía dos meses de embarazo, su estómago no había crecido tanto pero se podía observar una pequeña curvita en su vientre la cual SungHoon amaba llenar de besos y caricias.

Como ahora.

—¿Qué nombre quieres ponerle?

—No lo sé, ni siquiera sabemos si es un niño o una niña.

—Por si acaso tenemos que elegir nombre para ambos géneros.

SungHoon estaba sentado en la cama con Sunoo entre sus piernas, el peliazul daba leves caricias al vientre del mayor por debajo de su camiseta -que más bien era de SungHoon- haciéndolo sentirse cómodo cada vez que sentía el anillo de SungHoon rozar con su piel.

—Creo que debemos pedirles su opinión a los chicos—dijo Sunoo.

Unos días después de que se enterasen de la hermosa sorpresa se lo contaron a los tres menores quienes reaccionaron casi de la misma forma que la pareja pero bajándole un poco a la emoción.

SungHoon a veces pensaba en cómo iba a mantener a su próxima familia, apenas estaba acabando el primer año universitario de los cuatro que debía concluir, si hubiera sabido que Sunoo podía quedar embarazado tal vez se hubieran protegido para asegurarle un mejor futuro a su pequeño hijo pero tampoco se arrepentía de nada, estaba seguro de que saldría adelante, nada malo podría pasar.

—Tenemos hambre.

SungHoon se rio enternecido. Siempre que Sunoo quería decir que tenía hambre, sueño o alguna otra cosa lo decía en plural incluyendo al bebé que estaba en su vientre, justo cuando el menor pensaba que Sunoo no podía ser más tierno.

—Ya mismo les preparo algo.

—Pero no quemes la cocina.

El Park menor se levantó de la cama riendo aún más, Sunoo amaba molestarlo con su poca habilidad en la cocina. Comenzó a revisar lo que tenían en los estantes pensando que podría cocinarle a Sunoo aunque claro, tenía que seguir la dieta que la nutrióloga les recetó y al parecer, ella también tenía una pareja la cual era uno de esos hermosos seres marinos, el libro no se equivocaba al decir que ellos estaban por todas partes.

El libro...

SungHoon abrió un cajón en la cocina encontrando ahí varias especias dentro de pequeñas bolsas y abajo de todas estas, estaba el dichosos libro olvidado.

—¡SungHoon, trajimos comida!

El portazo lo asustó haciendo que el libro se tambalee en sus manos pero logró sostenerlo antes de caer al suelo y lo guardo de nuevo en el cajón.

—Ustedes no saben lo que significa tocar antes de entrar ¿verdad?— el peliazul salió de la cocina a recibir a sus amigos o como a él le gustaba llamarlos, intrusos.

—Ya, no te quejes, trajimos comida para los cinco.

—Seis— corrigió Junugwon a Heeseung. Al lado del rubio estaba Jay entrelazando dedos con este, Jungwon aceptó a Jay hacía ya una semana cuando descubrió que su corazón latía de la misma manera que el del pelirrojo cuando estaban juntos.

—Sunoo está en la habitación, lleven la comida ahí, ya saben, antojos— SungHoon sonrío.

Los menores hicieron caso y fueron en busca del pelirrosa para llenarlo de comida a él y a su pequeño, SungHoon iba detrás de ellos pero se detuvo al sentir una vibración en su bolsillo. Sacó su teléfono de ahí, era una notificación de un mensaje de su padre.

𝙈𝙀𝙍𝙈𝘼𝙉 // 𝙎𝙐𝙉𝙂𝙎𝙐𝙉Where stories live. Discover now