Y U Z U H A S H I B A

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𝕐𝕦𝕫𝕦𝕙𝕒 𝕊𝕙𝕚𝕓𝕒ℕ𝕦𝕖𝕤𝕥𝕣𝕠 𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕠

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𝕐𝕦𝕫𝕦𝕙𝕒 𝕊𝕙𝕚𝕓𝕒
ℕ𝕦𝕖𝕤𝕥𝕣𝕠 𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕠

El respaldo de la cama golpeaba repetidamente contra la pared, ya no sentíamos ni una pizca de vergüenza de que todos se enteraran de lo que pasaba en ese cuarto, sus grandes y pesadas manos azotaban mi trasero, estrujaban mis glúteos dejándolos con marcas para luego sujetar mis caderas y embestirme con fuerza, una y otra vez, su grueso miembro parecía rasgar mi interior y mis paredes lo apretaban con fuerza, me aferraba con fuerza a la almohada intentando esconder mis gemidos.

—¡Mas fuerte, Taiju! —suplicaba mientras lo sentía crecer aún más dentro de mi—. Necesito más.

Pude verlo sonreír a través del espejo, sus movimientos comenzaron a ser aún más intensos, mi cuerpo temblaba y mis rodillas dolían, el grosor aumentaba en mi interior, su virilidad pulsaba y mis entrañas sintieron la calidez del orgasmo haciendo flaquear mis fuerzas, sus fuertes brazos impidieron que cayera sobre la cama mientras seguía embistiéndome, llenando el condón con su ardiente esperma.

—Eres tan buena en esto... —murmuró cerca de mi oído con su voz tan masculina—. Quisiera quedarme, pero debo ir a una reunión para ver algunos temas de las pandillas, ¿estarás bien si te quedas aquí esta noche?

—¿Tardarás mucho? —pregunté volteándome hacía él, su enorme cuerpo cubría el mio mientras me acariciaba suavemente, besando mi cuello suavemente.

—Es posible que vuelva por la mañana —dijo Taiju—. Te llamaré para informarte de todas formas, Yuzuha estará en la habitación de al lado, así que no sientas que estarás sola.

Me gustas tanto, Taiju...

Las horas avanzaban y el sonido de las manecillas del reloj me anunciaban el paso del tiempo, una, dos horas y seguía sin tener noticias de mi pareja. Tomé el vaso vació que estaba en el velador, la enorme sudadera de Taiju servía para cubrirme hasta la mitad de mis muslos y esconder que solo estaba usando un pequeño top y mis bragas como pijama.  Bajé las escaleras con mucho cuidado intentando no despertar a mi cuñada, refresqué mi garganta con un buen trago de agua mirando por la pequeña ventana que apuntaba hacia el patio, no habían señales de Taiju y la moto de Hakkai tampoco estaba.

—Espero que estés bien... —solté en un suspiro.

Su voz femenina se sintió tan cercana que mi piel se erizó.

—Va a estar bien... —murmuró con su suave voz femenina—. Es un idiota muy fuerte.

Sonreí para ella, siempre lo hacia.

—No te escuche bajar —dije—. ¿Problemas para dormir?

Ella mordió su labio inferior, mirándome de pies a cabeza, mientras yo recargaba mi trasero en el mueble de cocina.

《 TOKYO REVENGERS STORIES ♡ 》Where stories live. Discover now