《 TOKYO REVENGERS STORIES ♡ 》

E S P E C I A L: H A R U C H I Y O &. S E N J U A K A S H I

*Esto va a estar turbio, no me vayan a funar 👀🙊

ℍ𝕒𝕣𝕦𝕔𝕙𝕚𝕪𝕠 & 𝕊𝕖𝕟𝕛𝕦 𝔸𝕜𝕒𝕤𝕙𝕚
𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕒

Habían quedado de hacer una fiesta de pijamas esa noche, ______ caminaba a casa de su mejor amiga, conocía a Senju desde hace años, conocía a su familia, y por la gran confianza que la chica tenía en ella también conocía sus secretos.

Esa noche, ella se dirigía a la casa de los Akashi sin imaginar que hasta hace unos pocos minutos cada miembro de esa familia estaba metido en una pelea. Al llegar dio dos toques en la puerta mientras sacaba la mochila de sus hombros y mordía ligeramente el interior de su mejilla rogando al cielo no encontrarse esa noche con el chico que la hacía perder el sueño, pues cada vez que él le miraba no podía evitar sonrojarse y querer salir corriendo.

—Debes controlarte, ______. Ya eres una adulta, tienes dieciocho —repetía una y otra vez en su cabeza.

El amor platónico que ______ sentía por Haruchiyo no era algo nuevo, venía arrastrándose desde hace años, y es que a diferencia del resto del mundo, el chico era diferente en su trato hacia ella, e incluso a Senju le sorprendía la actitud de su hermano. Pero _______ no se hacía ilusiones, sabía que probablemente la trataba de esa manera porque la veía como a una hermana pequeña.

Senju abrió la puerta recibiéndola con una sonrisa como siempre, aunque su rostro ardía ante tal gesto, pues su piel estaba magullada luego de la pelea de esa tarde. Su amiga no pudo evitar preocuparse en demasía por las marcas que habían quedado en el rostro de la chica de ojos color esmeralda.

—¡¿Quien te hizo esto Senju?! —preguntó alarmada.

—Ni siquiera yo lo recuerdo —respondió Senju dandole una sonrisa tranquilizadora que no borró ni un poco la preocupación de su amiga—. Pero no te preocupes, si limpio las heridas y aplico una pomada en un par de días ya no se notará.

—¡Voy a ayudarte! —respondió entonces _______.

—Esto es una pijamada, ¿por qué mejor no nos ponemos pijama y luego nos preocupamos de las heridas? —dijo Senju restando importancia a su situación—. Te dejaré ayudarme, tomemoslo como una rutina de skincare.

—Está bien... —suspiró la chica—. ¿Estás segura de que tus hermanos no llegarán hoy?

—Si, después de tener una pelea ellos se pierden, nunca vienen a casa —aseguró—. Ve a cambiarte a mi habitación si quieres.

La joven asintió y se dirigió al ya conocido dormitorio de su mejor amiga, caminando por el largo pasillo en que además había varias puertas, una de ellas abierta y a la que no dudo en mirar con curiosidad, pues la poca luz que entraba por la cortina entreabierta permitía apreciar el orden de la habitación de su amor platónico, su aroma masculino estaba por todos lados, respirarlo le tranquilizaba, le hacía sentir su presencia.