《 TOKYO REVENGERS STORIES ♡ 》

H A R U C H I Y O S A N Z U

*No tiene ninguna relación con los One Shot anteriores de Sanzu. Es solo que esta escritora esta enculada y necesita darse un gusto 🙈🙊🙉😳

ℍ𝕒𝕣𝕦𝕔𝕙𝕚𝕪𝕠 𝕊𝕒𝕟𝕫𝕦
𝕆𝕓𝕤𝕖𝕤𝕚𝕠𝕟

Terminaba la sesión sin alguna solución posible al problema que me aquejaba. El estúpido de Kakucho había obligado a ese inútil psiquiatra para que me ayudara con "el asunto" pues ya estaba cansado de escucharme hablar de aquello. Le había confesado todo lo que me pasaba al profesional en frente mío, lamentablemente no resultó de ayuda y tuve que hacerlo desaparecer, no podía permitir que le fuera con el cuento a alguien, o que se atreviera a abrir la estúpida boca sobre Bonten a quien no debía, no era necesario matarlo, bastaba con una amenaza o tal vez cortarle la lengua, pero se puede decir que no soy la clase de persona a la que le gusta dejar las cosas a medias.

Sentía que iba a enloquecer si no la tenía a ella. Y nadie podía ayudarme a sacarla de mi cabeza.

Como olvidar la primera vez que vi a ______. Debía supervisar que los nuevos dealers cumplieran su trabajo en la universidad, solo con mi presencia pude encargarme de vender la mitad de la mercancía del día en tan solo unos minutos. Me jodía tener que hacerme cargo de esas pequeñeces, pero supongo que debo agradecer a esos hijos de puta por llevarme a conocerla.

No dejaba de pensar en la hermosa y deslumbrante sonrisa que llevaba en su rostro, sus hermosos ojos, su cabello brillante y esa particular forma de vestir muy vintage, cargando un libro de Anne Rice en su mano derecha mientras parloteaba con sus dos amigas.

Yo podría ser tu Lestat de Lioncourt, me gustaría enseñarte tantas cosas.

La mirada de una de sus amigas se cruzó con la mía, en un principio pensé que aquello sería un problema, pero luego encontré la forma de volverlo una ventaja. Tan solo una mirada, unas simples palabritas y ya había aceptado la invitación a uno de mis bares, uno de los tantos que utilizábamos de fachada para nuestros negocios ilícitos.

Durante los días previos a nuestro primer encuentro me encargué de averiguar cada detalle de su vida. Veinticuatro años, padres fallecidos y su abuela vivía en una ciudad lejana, estudiaba negocios, solo había un pequeño y miserable problema que resolver. Un novio. Ella tenía novio.

Cariño esa cosa insignificante no puede complacerte como podría hacerlo yo.

Ese poca cosa no era competencia para mi, convencerlo de dejarla fue tan simple como enviarle un regalito con uno de mis recaderos, un trato sencillo, podía aceptar el dinero y olvidarla o acabar con un agujero en medio de su frente, debo reconocer que era buen entendedor, aceptó el dinero sin chistar.

La noche en que ella llegó a mi bar lucía increíble, un corto vestido de tirantes de lentejuelas negro que cubría hasta la mitad de sus muslos, su cabello ondeado hasta la altura de su hombro y un maquillaje sutil, lucía tan sensual y elegante.