Capítulo 4: Give me some

1.4K 107 51
                                    

-Usted es un excelente profesor.- Dije, formando una sonrisa. Para mi desagradable sorpresa, el señor Haddock retiró su mano rápidamente.

-Mérida...- Susurró, en tono de reproche.- Si alguien nos viera de esa forma, ambos podríamos tener serios problemas.- Fruncí el ceño ante su cobardía. ¡Estábamos a calles de la escuela! ¿Quién demonios nos vería en aquel café de mala muerte?

-Por favor.- Susurré, molesta.- ¡Nadie viene aquí, salvo usted!- Me crucé de brazos.- Además, no se ilusione, simplemente estaba intentando subirle los ánimos.- Dije y me acomodé el cabello detrás de la oreja. En realidad, tocar su mano me había hecho experimentar todo tipo de cambios en mi cuerpo; algunos quizá demasiado instintivos. Por más que no quisiera admitirlo, hubiese deseado con todo mi corazón que en vez de retirar su mano, él hubiese entrelazado nuestros dedos.

-De todas formas, podrían malinterpretarlo.- Dijo él, volviéndome a la vida. Noté florecer en mi cuerpo una gran tristeza y me obligué a mí misma repeler aquel sentimiento. ¡No podía sentirme así por tal estupidez! Solo era mi profesor. Solo eso.

-¿Sabe? Ahora que lo pienso... Es terrible que un profesor apoye a una alumna con sus problemas.- Las palabras salieron solas de mi boca y mi cuerpo se movía automáticamente mientras tomaba mi billetera, sacaba unos dólares y los ponía sobre la mesa.- Además, no quiero que malinterpreten nada. Mejor no arriesgarnos.- Solté, con tal furia nacida de mi tristeza que me sorprendí a mí misma. El señor Haddock me contemplaba preocupado.

-Mérida, eso no fue lo que quise decir.- Se excusó, pero yo agité mi mano rápidamente mientras arrugaba la nariz.

-No importa.- Finalicé y me retiré del lugar a toda prisa.

¿Qué le pasaba a ese hombre? ¿Por qué cuando todo iba tan bien la cagaba de aquella forma? En fin, al regresar a mi casa las cosas no fueron mejores. Mamá me pilló con tiempo libre para hablar por décima vez acerca de papá y sobre cómo él nos arruinó a todos. Entendía la furia y la tristeza de mi mamá por el engaño de mi padre, pero últimamente lo pintaba como si él fuese el mismo demonio. Me comentaba una y otra vez que yo JAMÁS confiara en un hombre, porque al final ellos solo lograban decepcionarte.

Con mamá poniendo sus problemas sobre mi espalda, papá cayendo lentamente en la depresión y los exámenes apareciendo uno a uno, las cosas empeoraron nuevamente. Mis notas volvieron a bajar (Si es que podían hacerlo más de lo que ya habían hecho) y mis clases con el señor Haddock cesaron luego del día del café. Él pidió repetidas veces hablar conmigo, pero yo me excusaba diciendo que "no quería que nadie malinterpretara nada". Lo sé, quizá estaba siendo muy dura con él, pero la verdad era que me sacaba de mis casillas que no corriera el más mínimo riesgo por mí. ¿Y por qué lo haría, en realidad? Solo era mi estúpido, sensual e irresistible profesor.

Una mañana apareció mi salvación: Una fiesta en casa de Patán. Estaba emocionada, puesto que sería mi primera oportunidad para relajarme al cien por ciento. De forma de broma, Patán invitó al señor Haddock a su fiesta. Sospecho que lo hizo simplemente para ver su reacción, pero para mi desgracia aquella "broma" terminó siendo asunto serio.

-¿Una fiesta en tu casa?- Le preguntó Haddock a Patán.- Lo lamento, tengo mejores cosas que hacer.- Toda la clase bufó, incluso Astrid, quien seguía a mi lado en las clases de física. Algunos papeles arrugados volaron a la cara del castaño, quien contestaba ante la agresividad de sus alumnos con risas.- ¿En serio? ¿Qué edad tienen?- Preguntó, sonriendo. Toda la clase reía, pasaban un buen momento. Menos yo, quien sufría pensando en la presencia del señor Haddock en mi única noche libre.

-¡Vamos, señor Haddock!- Suplicó Brutilda.

-¡Se divertirá!- Comentó un chico llamado Eret. En mis meses en la escuela jamás había intercambiado una sola palabra con él, pero lo había visto conversar picaronamente con Astrid en los pasillos.

[Mericcup] Teach me how to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora