Capítulo 22: Threats

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Pasaron algunas semanas y todo con respecto a Hiccup marchaba de maravilla. Seguí viéndome con Nod, a quien no le comenté una palabra de lo que había ocurrido en el salón de física; y ésto a Hiccup le molestaba horrores.

Buscaba toda forma posible de hablar conmigo a escondidas, sin embargo, yo lo evitaba y así el juego reanudaba. Había aprendido cómo provocarlo, darle una probada para que se quedara con las ganas y luego marcharme como si nada ocurrió. Ésto ponía al castaño en su forma más sensible e intentaba encontrar cualquier pretexto para llevarme a algún lugar para estar a solas.

Sin embargo, cuando creí que estaba jugando mis cartas como una profesional, Hiccup me pilló por sorpresa un día en el que apareció con la corbata desacomodada en el salón de clases.

El señor Haddock NUNCA descuidaba su imagen, siempre llegaba al instituto con una vestimenta impecable y el hecho de tener la corbata mal acomodado solo significaba que ALGUIEN la había movido de su lugar original.

-Voy a matarlo.- Le confesé a Nod, mientras él buscaba algunas cosas de su casillero. A él le divertía mucho todo el asunto. Se había vuelto parte del juego, así como también la directora Arendelle. Incluso si eran insignificantes peones, tenían un valor importante. Todos queríamos ganar.

-¿Qué vas a hacer ahora?- Me preguntó, con una sonrisa divertida.

-No lo sé.- Susurré, cruzándome de brazos con el rostro preocupado.- ¿Qué sugieres?- Nod hizo una mueca y apoyó la espalda sobre su casillero.

-¿Y si nos pilla tratando de 'hacerlo'?- Preguntó, observándome con aquella sonrisa pervertida en sus labios. Golpeé su hombro.

-No digas tonterías.- Le advertí, mordiéndome el labio para aguantar la risa.

-Bueno, si yo fuera Haddock, no habría nada que me molestara más que encontrar a mi chica a punto de hacerlo con otro hombre.- Aclaró. Tenía razón, pero era algo demasiado arriesgado. No tenía idea de cómo podría reaccionar Hiccup y lo que menos deseaba era que se ofendiera hasta un punto crítico. Casi al mismo tiempo, como arte del destino, Hiccup y la directora Arendelle salieron de su oficina acomodándose disimuladamente la ropa. Nod y yo los miramos con cara de póquer, obviamente sorprendidos. Ella pareció no habernos notado, pero Hiccup, al verme, me lanzó una sonrisa victoriosa, antes de marcharse hacia su aula. Hijo de su putísima madre.- Jaque Mate.- Pronunció Nod.

-Aún no.- Mascullé entre dientes, apretando los puños mientras observaba a la directora Arendelle ruborizarse al mirar a Hiccup caminar por los pasillos. No quería odiarla, sabía que a diferencia de Nod, ella no sabía nada. No era su culpa... pero, ¡Dios! ¡Iba a asesinarla! ¡La mataría y luego tiraría su cadáver en aguas infestadas de tiburones! ¡¿Quién coño se creía?! ¡Baribe de cuarta! ¡Rubia hueca! ¡Pedazo de mierda con patas!

-No quiero saber en qué piensas.- Sonrió Nod, divertido por mi rostro tan fruncido y rojo de furia pura.

-¿Dije que tu idea era una tontería?- Pregunté, volteándome hacia él. Me relamí los labios.- Quise decir, brillante.- Él sonrió, satisfecho.

-.-.-

Tuve que esperar todo el fin de semana y dos días más hasta que tocaba día de física. Parecía como si el Karma estuviera de mi lado, puesto que justo esa mañana al profesor Haddock se le ocurrió llevarnos a la biblioteca. Teníamos que hacer un trabajo en equipo y yo, por supuesto, elegí a Nod.

Nos mantuvimos unos minutos sentados escuchando la explicación de Hiccup acerca de algo que no me interesaba y, luego, él nos mandó a buscar información a través de la biblioteca. Sus ojos se posaron en nosotros en cuanto tomé a Nod de la mano y tiré de el provocativamente para llevarlo al mismo lugar en donde Hiccup y yo casi perdimos el control por primera vez: La bodega de libros.

[Mericcup] Teach me how to LoveWhere stories live. Discover now