Capítulo 11: The red queen (Parte 3)

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No pude creer lo que veía.

Allí estaba una imagen mía, completamente sin ropa sobre el cuerpo semidesnudo de un chico. Era yo, claramente, pero... ¿Y Hiccup? ¿Qué era ese video?

El tiempo parecía estar congelado o avanzar tan lentamente que cada segundo era una tortura. En cierto momento la cámara se movió y dejó ver el rostro del muchacho quien me hacía gemir alaridamente con sus manos en mi entrepierna. Dios mío.

Mi cuerpo entero temblaba, de miedo, de repugnancia, de ansias, de tristeza... Busqué el rostro de Hiccup en la multitud mientras una lágrima se resbalaba por mi mejilla. Él no estaba. Contemplé entonces a todos mis compañeros, quienes me observaban con asco, otros se reían y uno que otro rostro expresaba preocupación. Otra lágrima se desplazó desde mi ojo izquierdo, marcando su húmedo recorrido hasta llegar a la comisura de mi boca, la cual permanecía abierta por mi falta de control sobre mi cuerpo.

Respiraba profundamente, bajando y subiendo exageradamente mi pecho que parecía estar siendo aplastado por doscientos kilos de concreto. Volví la vista al video, no podía creerlo.

El "secreto" que tenía Patán sobre mí, no era mi relación con Hiccup, sino el hecho de que en la noche de la fiesta en su casa me había acostado con Eret, la pareja de mi única amiga en todo el maldito instituto: Astrid. Las cosas empezaron a tener sentido y el recuerdo de la fiesta me invadió. Aquel chico que creí no conocer, ahora tenía un nombre y un rostro.

Decir que me sentía terrible era poco. El suelo comenzó a moverse, haciéndome tambalear de un lado al otro. Algo caliente y ácido subía desde mi estómago, haciéndome sentirme realmente enferma.

-¡Es la reina de las putas!- Comentó alguien entre la multitud. Alcé la vista para encontrar al propietario de la voz y noté que fue Patán. Todos comenzaron reír y a canturrear en coro:

-¡Salve a la Reina! ¡La Reina de las putas!- Entonaban mis compañeros. Me sentía tan humillada, tan triste, tan basura... Hiccup, ¿dónde estaba? El leve llanto se transformó en sollozos desesperados y gritos incontrolables de odio hacia Patán. El director le ordenaba a todos que guardaran silencio, pero nadie obedecía. Todos continuaban cantando mientras mis gemidos en el video sonaban de fondo.

Bajé torpemente del escenario, intentando huir de allí, pero al final de las escaleras algo me hizo tropezar. Alcé la vista para encontrarme con el rostro enfurecido de Astrid, quien tras observarme por unos segundos con el odio más profundo posible, escupió sobre mi vestido. Al menos el video se había cortado de repente, pero la pesadilla continuaba.

Mis ojos suplicaban su perdón, pero todo en su anatomía me decía que nunca olvidaría lo que le había hecho. Luego de hacer una seña con su cabeza, dos chicas más aparecieron y las tres juntas comenzaron a quitarme el vestido con brutalidad, dejándome en ropa interior. Yo les rogaba entre sollozos que se detuvieran e intentaba quitármelas de encima mientras pataleaba y lanzaba golpes, pero nada las frenaba. Una vez se deshicieron de mi vestido, me obligaron a pararme.

-¡Vamos, su alteza! ¡Desfile para su público!- Me gritaba Astrid con repugnancia. Todos me observaban, todos se reían. Los chicos me tocaban y no únicamente las nalgas. Un grupo pequeño de hombres hasta intentó deshacerse de mi brasier, el cual pude mantener sobre mi cuerpo de puro milagro. Quería huir de allí, pero todos parecían querer evitarlo para así poder tomar un poco mas de mi dignidad. Tenía cientos de pares de manos sobre mi cuerpo, tocándome todo lo que me hacía mujer. Me estaban lastimando, sentía los rasguños furiosos de las mujeres y los brutales manoseos de los hombres excitados. Yo rogaba que me soltaran y luchaba hasta con lo último que me quedaba de fuerzas para deshacerme de ellos.

[Mericcup] Teach me how to LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora