[Mericcup] Teach me how to Love

Capítulo 13: Ocean siren

No fue fácil, pero al final logré convencer a mis padres de dejarme ir a visitar a Rapunzel en Texas. Aunque claro, ésto era una vil mentira. Ella me había prometido a ayudarme a encubrir mis vacaciones románticas con mi profesor de física, dándome otra razón para llamar a la rubia 'mejor amiga'. Sus padres se irían a una encuentro político en Japón, por lo que nosotras "nos quedaríamos solas" por un par de semanas hasta que ellos regresaran. El plan era viajar a Texas, que los padres de Punzie me resivieran allí, esperar un día hasta que se marchen a Tokio, luego Hiccup pasaría en mi búsqueda para tomar un vuelo hacia California y, una vez Punzie nos avisara que sus padres estaban de regreso, volveríamos rápidamente a Texas.

Lo sé, algo sumamente complicado, pero era el precio de pasar unas vacaciones soñadas.

Cuando arribé en Texas me sorprendí ver a Rapunzel con su cabello corto y castaño. Sin embargo, seguía siendo la misma bella y dulce Punz que yo conocía. Así que halagué su corte y seguí con mi vida.

Ese día que pasamos juntas antes de marcharme con Hiccup fue glorioso. Hablamos de tantas cosas y recordé cuánto la había extrañado todo ese tiempo. No había cambiado nada, sin embargo, ella me repetía una y otra vez que yo sí había cambiado muchísimo, que me estaba comportando como toda una mujer.

-Estas delirando.- Le dije, mientras que le daba un sorbo a mi malteada de chocolate y ella a su malteada de vainilla. ¿Acaso era la única persona en mi círculo social que disfrutaba del chocolate?

-Claro que no.- Respondió ella.- Recuerdo cuando aún ibas al instituto aquí. Te la pasabas haciéndote la dura con todos los profesores y hacías berrinche por todo. Ahora estás mucho más tranquila y por lo menos te comportas.- Iba a protestar, pero ella continuó.- Además, no dijiste una sola palabra en cuanto viste mi cabello. La Mérida que yo conocía me habría golpeado.- Suspiré. Quizás si estaba siendo un poco más madura que antes.- Muero por conocer a ese sexy profesor que hizo que mi queridísima Mer se comporte como una dama.- Yo solté una carcajada.

-Exageras.- Dije, mientras sonreía con timidez. Entonces lo recordé e inmediatamente me sonrojé.- Punz, el quiere hacerme el amor.- Comenté, entre susurros.

-Mérida, cualquier hombre que te lleve de vacaciones a California es un hombre que quiere sexo.- Habló ella, como si fuera lo más obvio del mundo. Y lo era.

-Lo sé, lo sé...- Repliqué.- El problema es que me siento insegura. ¿Y si no lo hago bien?- Ella frunció el ceño.

-Mer, tú ya no eres virgen. Creí que esas inseguridades se iban con la primera vez.- Me cuestionó. Era verdad, yo ya no gozaba de mi virginidad, pero el verdadero problema era... era hacerlo con Hiccup.

-Lo sé.- Suspiré con tristeza.- Es que no quiero perderlo y mucho menos por mal sexo.- Rapunzel se quedó mirándome fijamente, con los ojos como platos.- ¿Qué tienes?- Pregunté, con temor.

-Lo amas.- Suspiró ella, con asombro. No era una pregunta.

-Quizás.- Comenté, haciendo una mueca avergonzada.

-¡Mérida Dunbroch, estás enamorada!- Gritó, tuve que callarla rápidamente.- Ahora sí que deseo conocer a ese hombre.- Comentó, emocionada.

-Esta bien, pero haz silencio.- Le rogué, todo el mundo nos observaba.- Mañana lo harás.-

Esa noche Punzie y yo nos la pasamos buscando en Internet trucos para hacer gozar a un hombre en la cama pero nos reímos más de lo que aprendimos. Supuse que mi profesor tendría que enseñarme algo más a parte de física.

Mi primera vez fue con el primo lejano de Punz, un chico llamado Kristoff, que recién se graduaba de la secundaria para ingresar a la universidad de medicina. Yo solo tenía dieciséis y supongo que lo hice con el único pretexto de dejar de ser virgen. En mi instituto de Texas todas mis "amigas" ya no eran vírgenes, ni si quiera la dulce de Punz y era medio extraño que todas comentaran sus experiencias sexuales menos yo. Por lo que una tarde en una fiesta en la piscina, accedí a escabullirme con él y 'hacerlo' en los baños. Nada romántico, simplemente sexo.