Capítulo 29: Old friend

786 80 40
                                    

Las cosas... no iban tan bien como lo esperaba.

Hiccup se vio cada vez más presionado por su madre y cada día debía pasar más tiempo en la "oficina".

Aprendí a conducir, por lo que ya no me llevaba ni me traía de ningún sitio, puesto que me movía sola en coche.

Poco a poco nuestro tiempo juntos se fue reduciendo hasta cero. Por la mañana, yo iba al instituto. Él, a la oficina; y no volvía hasta eso de las doce de la noche.

Estaba demasiado tiempo sola. El silencio del apartamento me sofocaba y lo había limpiado tantas veces que ya no sabía que mierda hacer para estar distraída.

Una noche en la que Hiccup prometió llegar temprano, compré un vino delicioso para que compartamos juntos. Sin embargo, las horas pasaban y Hiccup aún no estaba en casa. De repente me veo rompiendo en un ahogado y desesperado llanto.

Demasiado tiempo para pensar en todos mis errores. Estaba volviendo a atravesar el mismo camino de dolor y mis pasos se atascaban en él.

Como no tenía a nadie a quien acudir, pues sabía que todos me echarían en cara que yo me había equivocado, recurrí a mi viejo amigo el alcohol.

Me bajé la botella de vino yo sola, copa tras copa hasta ya no sentir nada. Ni si quiera la más mínima alegría. El dolor que me provocaba su ausencia era demasiado para mantenerlo oculto.

Cuando comencé a entrar en confianza con la rutina, al salir de la escuela, me atreví a ir al bar que solía recurrir cuando Hiccup y yo peleamos por primera vez; para llegar a casa a eso de las once, darme una ducha y fingir que nada había pasado.

Mi buen amigo Mike, el barman, se alegró mucho al verme y me sirvió un trago tras otro hasta que nuevamente rompía en llanto y el me sugería que fuese a casa.

Tenía miedo porque conocía a Hiccup. Ni si quiera cuando era profesor le prestaba mucha atención al trabajo y ahora repentinamente se volvió un adicto a él. Sospechaba que me engañaba... No, lo sabía. Sabía que ese maldito me estaba siendo infiel otra vez. ¿Cuánto duró nuestra felicidad? ¿Dos semanas?

Mi vida comenzó a deteriorarse, aunque intentaba que nadie lo notara, ni si quiera Hiccup. No quería pelear nuevamente con él. Estaba harta de las discusiones. Solo quería ser feliz como él me había prometido.

Me sentía una tonta, una estúpida. Lloraba todo el día y me emborrachaba para no sentirme sola. Sin embargo, tenía que afrontar todo aquello, puesto que yo me lo había buscado. Fue mi decisión seguir sufriendo. Nadie me obligó a volver hacia la oscuridad, a lo nuestro.

¿Cuándo iba a aprender que no se podía encender fuego bajo la lluvia?

A pesar de todo lo malo, yo seguía allí, esperando por ver a Hiccup llegar noche tras noche. Me despertaba para verlo dormir y llorar en silencio con su imagen. Me causaba tal dolor que sentía mi pecho contraerse con la simple mención de su nombre. Verlo tan satisfecho... esa satisfacción que otra mujer le estaba provocando.

Me decía a mi misma que quizás solo estaba alucinando, que Hiccup no me estaba siendo infiel. Ilusiones por parte de mi oscura y retorcida imaginación suicida; aquella que me consumía mientras él no estaba.

Pero ya no había besos, no había sexo, ni si quiera una mísera caricia. Su excusa era 'Estoy cansado' o 'Hoy fue un largo día en la oficina'. ¿Acaso no era obvio?

Una noche me escapé de la cama para ir en busca de Nod. Necesitaba alguien a quien abrazar solamente por querer hacerlo. Golpeé la puerta de su casa con lágrimas en las mejillas y me atendió su padre con ojos somnolientos.

[Mericcup] Teach me how to LoveWhere stories live. Discover now