n(eblina)

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Cada vez que el sol desaparece por el horizonte salen las bestias nocturnas a hacer sus fechorías, desde ladrones hasta vampiros, aquellos seres que han estado viviendo junto a los humanos desde siglos atrás pasando inadvertidos, con su belleza sin igual y su aura amigable, con sus impecables y radiantes sonrisas amigables, parecieran que no mataran una mosca.

A pesar de que los cuentos los retratan como bestias sin corazón y chupasangres, la realidad es un tanto diferente, sí, son chupasangres, pero si tienen corazón que cumple la función de latir y bombear sangre a través de todo el cuerpo, pero ese no es el punto. Los vampiros con el paso de los años han sabido mantener sus fechorías a la raya y su verdadera identidad oculta bajo siete candados.

Como cada noche Jingyi sale a caminar a la salida de la ciudad donde las luces de alumbrado público son nulas y rara vez pasa algún vehículo, a sus pulmones llega el aire puro libre de smog, puede ver las estrellas sin la necesidad de ir a un mirador para hacerlo, esta noche hay neblina, el ambiente es húmedo y frío, el clima perfecto, a lo lejos puede ver un automóvil con sus cuatro puertas abiertas y sin sus respectivas ruedas, olisquea el aire y se da cuenta de que hay un humano en el interior del vehículo desprendiendo un delicioso olor a sangre, curioso se teletransporta a un costado del destartalado vehículo, en el asiento del piloto está un humano pasado sus 20, tez clara y pelo negro que tiene varias puñaladas en su pecho, su mano se dirige al cuello del humano, está helado y su pulso es débil, no le queda mucho tiempo de vida, se debate entre morderlo y terminar con su agonía o convertirlo porque una belleza como esa no se puede desperdiciar, opta por lo último.

Pestañea unas cuantas veces para poder acostumbrarse a la luz del día, está confundido porque debería estar muerto o quizás está en el cielo, abre sus ojos y se encuentra en una habitación desconocida, recién cae en cuenta de que le duele horrores el cuello, bueno no tanto, lleva una de sus manos a dicha zona y no hay ninguna cicatriz, mira por debajo de la polera que tiene puesta y no ve ningún indicio de que lo hayan apuñalado. Lo último que recuerda es que se dirigía a la casa de sus padres, mala idea porque la noche estaba con neblina, iba manejando cuando unos hombres aparecieron de la nada haciéndolo detenerse, recuerda que lo amenazaron y luego apuñalaron. Confundido se levanta para ir a buscar explicaciones con la persona dueña de la casa, una casa bastante elegante. Camina por el pasillo hasta llegar a unas escaleras estilo caracol, odia esas escaleras porque siente que en cualquier momento va a empezar a rodar por ellas, para precaución se afirma bien del pasamanos, mientras baja no escucha más que sus pisadas y su respiración, en el aire hay solo el olor del desodorante ambiental. Llega a la planta baja e inspecciona todo con detenimiento, todo se encuentra adornado elegante y modernamente, se pregunta dónde diablos fue a parar.

Llega a la enorme cocina de la casa y a los segundos siente unas manos en su cintura.

-Veo que ha despertado el bello durmiente. - le susurra una voz desconocida de manera juguetona. Los vellos de todo su cuerpo se crispan.

Se gira para poder encarar al desconocido y se encuentra ante un hombre de su edad, piel pálida y unos ojos negros capaces de atravesarte el alma, con unos rojizos labios vestido completamente de negro. Sizhui no sabe qué hacer o decir, sus ojos miran curiosos al hombre frente a él, un hombre muy guapo.

Jingyi sonríe entretenido por la confusión de su huésped.

-Soy Lan Jingyi- sonríe mostrando sus perlados dientes mientras estira una de sus manos a modo de saludo. Sizhui mira la mano algo confundido para luego reaccionar.

-Soy Lan Sizhui- le estrecha la mano del otro Lan.

Ambos hombres se miran fijamente sin emitir palabra alguna, sus ojos se estudian minuciosamente, Sizhui siente unas incontrolables ganas de lanzarse al hombre frente a él y besarlo como si no hubiera un mañana, lame uno de sus labios al imaginar su lengua explorar la cavidad contraria. Jingyi sabe perfectamente lo que está sintiendo Sizhui, es algo típico de un humano convertido, siente esa necesidad de arrojarse a los brazos del vampiro que lo convirtió, siente unas inmensas ganas de recorrer todo su cuerpo con sus manos y lengua. Aprovechando se acerca más al cuerpo de Sizhui, tentándolo. Jingyi no tiene problema alguno de someterse ante el hombre que tiene en frente.

Sin perder un segundo más Sizhui se lanza a Jingyi, sus labios se encuentran ansiosos en un beso tosco cargado de necesidad, ambos pares de manos se pasean por la anatomía contraria, explorando cada centímetro, sin mucha espera sus lenguas hacen contacto en una desenfrenada lucha por quien toma el control. Jingyi entierra sus dedos en los hombros de Sizhui, éste baja sus manos de su cintura hasta su trasero al que le da un leve apretón sacándole un suave gemido a Jingyi, sus manos vuelven a bajar hasta sus muslos donde los aprieta logrando alzarlo, Jingyi inmediatamente rodea con sus piernas la cintura de Sizhui, se separan del beso con sus respiraciones agitadas, se miran a los ojos por unos segundos y vuelven a unir sus bocas de manera desesperada como si se tratara del próximo aliento. Jingyi entierra sus dedos en la cabellera negra de Sizhui.

- ¿Qué me has hecho? - pregunta Sizhui luego de separarse del beso.

-Te he salvado la vida y por eso serás mío hasta la eternidad- y sin más vuelve a besar esos labios que son su nueva adicción.

Abecedario-zhuiyiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora