z(apatilla)

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-¡Corre Jingyi, corre!

-¡Zizhen, mi zapatilla, idiota!

Jingyi como pudo salió de en medio de la multitud hacia la calle corriendo con una de dos zapatillas, más de una persona miró extrañada al omega que corría con sólo una zapatilla y es que Zizhen hace unos minutos atrás había recibido una llamada de sus padres informándole que los padres de Jingyi estaban de camino a pasarlo a buscar. El plan era que lo iban a pasar a buscar el día de mañana pasado el mediodía y no en unos minutos más.

El omega agradece que la casa en donde se está llevando a cabo la fiesta quede cerca de la de su amigo o si no estaría más que muerto, había estado bailando felizmente con su pareja destinada que sin querer se conocieron en aquella fiesta, en medio de la pista de baile improvisada, lo malo es que aquel chico llevaba un olor a omega que hizo que su omega interior se pusiera alerta ante la inminente competencia. Eso no importaba mientras ellos bailaban mientras conversaban de vez en cuando, Sizhui estaba a punto de invitar a Jingyi a tomar un trago porque de tanto bailar le estaba dando sed hasta que un joven, un beta, se acerca a pasos apurados y le dice algo a este, Jingyi se despide de forma apresurada para posteriormente salir corriendo por en medio de la multitud dejando detrás de sí olvidada una de sus zapatillas cual Cenicienta con uno de sus zapatos, mira la hora curioso en su móvil y ve que es media noche, que ironía.

Una vez que ambos están en la habitación de Zizhen tratando de recobrar el aliento éste se da cuenta de que Jingyi sólo tiene una zapatilla puesta se empieza a reír bajo la mirada molesta de su amigo.

-¿Te agarró el complejo de Cenicienta Jingyi?, ahora eres Jingyicienta JAJAJAJAJAJA.

Jingyi molesto por el apodo se saca la zapatilla que le queda y se la tira a su amigo justo en la cabeza para que deje de reír como el idiota que es.

-¡Es tu culpa por no dejarme volver a buscarla!

Con el golpe de la zapatilla en la cabeza Zizhen ha dejado de reír, bueno, tratado de dejar de reír y es que con el apuro de llegar a su casa antes que los padres de su amigo no se dio cuenta de que este venía corriendo detrás suyo con sólo una zapatilla.

-Ya, ya, te voy a pasar un par de zapatillas por mientras, espero que tus padres no se den cuenta.

Durante el resto del fin de semana Jingyi no dejó de pensar en aquel alfa con que había bailado un rato durante la fiesta y además no ha dejado de pensar en aquel molesto olor a omega que éste llevaba consigo, el pensar que su alfa destinado ya tiene pareja le hacer arder la sangre por los celos y la molestia. Bueno si el estar juntos es su destino la vida se encargará de reunirlos nuevamente. Lo bueno es que su madre no se ha dado cuenta que las zapatillas eran de Zizhen y no las suyas.

Ya para el lunes el humor de Jingyi está mejor, casi como si nada hubiera pasado, pero de vez en cuando la imagen de aquel alfa irrumpe en sus pensamientos dirigiéndolos en otro sentido, casi desbocándolos.

Los días pasaron sin nada interesante, Jingyi miraba en todas direcciones esperando ver a aquel muchacho, aunque sea para contemplarlo desde lejos, pero no tuvo suerte, no lo vio en toda la semana. Es sábado y Jingyi acompaña a su madre a hacer las respectivas compras a su madre en el supermercado, él lleva el carrito mientras que su madre con listado en mano busca los comestibles y otras cosas hasta que...

-¡No puedo creer lo que mis ojos ven!- su madre exclama emocionada en dirección a un omega de su misma edad, dicho hombre luce emocionado al igual que su madre.

-¡A-Qian!

Ambos omegas se lanzaron a los brazos contrarios felices de verse, ríen felices de volver a verse. Cuando ambos se separaron su madre los presentó, resulta que aquel omega se llama Wei Wuxian y es un viejo amigo de su madre, de la secundaria. Ambos estuvieron conversando un rato hasta que se tuvieron que despedir no sin antes intercambiar números telefónicos, durante el tiempo que estuvieron en el supermercado y el trayecto a casa su madre le contó historias del famoso y revoltoso Wi Wuxian y también algunas historias en donde ambos se vieron involucrados, Jingyi está feliz porque su madre se haya vuelto a encontrar con su viejo amigo.

Para el fin de semana siguiente su madre ha invitado a su amigo y familia a cenar, Jingyi no tiene más opción que ayudarle a su madre a limpiar la casa y a preparar la cena, ya para la tarde la casa luce reluciente, alguna manía Lan debe ser esa de ser obsesionado con el orden y limpieza, mientras que su padre se encarga de hacer relucir aún más el jardín. Cuando el amigo de su madre y familia llegan en la tarde Jingyi siente que casi se va de espaldas al ver a Sizhui ahí, no pasa por alto los dos niños que están a su lado. La cena transcurre entre viejas anécdotas de los mayores.

Un Jingyi nervioso acompaña a Sizhui al baño y de vez en cuando ambos se dirigen una que otra mirada hasta que Sizhui decide romper el tenso silencio.

-Guardé tu zapatilla, por si la quieras.

En ese momento Jingyi luce sorprendido, pero también tiene ganas de reírse por el tema de conversación.

-Te agradecería que me la entregues.

Ambos se dirigen una mirada divertida para posteriormente reír lo más discretamente que pueden. Para el final de la cena ambos han intercambiado números telefónicos, más tarde en la noche Jingyi se entera que Sizhui había asistido a la fiesta sin que sus padres lo supieran, supuestamente estaba ayudando a un primo a hacer un informe, dicho primo también estaba en la fiesta, Jingyi piensa que ese olor que había en Sizhui esa noche era el olor de su primo, quizás sí quizás no.

Durante la semana ambos se ponen de acuerdo para juntarse en alguna cafetería a hablar un poco y para que Sizhui le devuelva la zapatilla a Jingyi y éste poder entregarle sus zapatillas a Zizhen.

-Toma Jingyicienta.

-¡Oye!

Jingyi no puede enfadarse cuando ve la sonrisa de Sizhui y escucha su alegre risa que lo termina contagiando, el olor a café de la cafetería se mezcla tan bien con el olor de Sizhui, sin poderlo evitar termina soltando un suspiro involuntario.

Sus juntas eran cada dos semanas si es que ambos podían, pero los mensajes y llamadas iban y venían, sus lobos contentos por pasar tiempo con su persona destinada movían el rabo en sus interiores.

Para fines de años ambos añoraban con fuerza cada encuentro que tenían en diferentes cafeterías y en cada encuentro desean que el tiempo pase lentamente para no despedirse del contrario, despedidas que hacían con pesar. Sizhui aprovecha la ocasión de que haya nevado para invitar a Jingyi a dar un paseo por el parque ambos tapados hasta la nariz dejando a la vista sólo sus ojos, Sizhui se deleita con ver a Jingyi jugar alegremente con la nieve sin importarle que sus manos se hielen, pero no hay problema con eso, Sizhui puede tomar las manos contrarias y calentarlas entre las suyas tal como está haciendo ahora mientras Jingyi conversa alegremente, Sizhui se maravilla con la vista frente a sus ojos, pequeños copos de nieve yacen en las pestañas de Jingyi, Sizhui puede ver la sonrisa alegre de Jingyi a través de la gruesa bufanda que su madre le obligó a ponerse.

Han jugado como niños pequeños en la nieve, se han perseguido mientras se tiran bolas de nieve sin importar las miradas que les son dirigidas por las personas a su alrededor, llegó un momento en que sus pasos se dirigieron al barandal que está a la orilla del río, sin importar el frío ambos se bajan sus bufandas para poder respirar mejor.

-Gracias por lo de hoy Sizhui, me he divertido mucho.

Para Sizhui no hay mejor recompensa que ver la alegre sonrisa de Jingyi, lleva sus manos a las mejillas contrarias sin darse cuenta, embobado por la sonrisa contraria seguramente.

-No tienes nada que agradecer A-Yi.

Sizhui siente como las mejillas bajo sus manos se empiezan a sonrojar, la sonrisa alegre de Jingyi se convierte en una tímida mientras que baja su mirada a sus pies, no es momento de tímides se regaña y como puede levanta su mirada y la conecta con la contraria que está cargada de afecto, ambos se acercan lentamente hasta que ya no hay distancia que los separe, sus labios se tocan tímidos, un roce apenas perceptible, los movimientos pasaron de tímidos a unos con más confianza.

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