s(o bad)

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Sizhui siempre ha sabido que a Hanguang-Jun nunca le ha gustado su amistad con Jingyi, una mala influencia para el, el burro hablando de orejas, también a sido testigo de los malos tratos que le ha dado a Jingyi, no solamente Hanguang-Jun sino también los ancianos y algunos maestros. Sizhui sabe que uno de los errores más grandes que ha cometido es "alejarse" de Jingyi, su plan era hacer todo lo que los ancianos le pidieran para que dejaran tranquilo a Jingyi, pero nada salió como lo planeó. Ganas de darse un trancazo no le faltaron. Sabe que Jingyi ha tenido desde años problemas de autoestima por no poder encajar en el molde de discípulo Lan, sabe que se queda horas extras entrenando y/o estudiando, aquellos, ya no tan constantes, episodios de ataques de ansiedad las ha estado viendo también hace unos años.

Muchas veces Jingyi ha pensado que fue un error el que su madre lo salvara de aquellos discípulos Wen cuando estos invadieron la secta, aquellas veces ha pensado que eso hubiera sido lo mejor porque hubiera evitado la vergüenza que deben sentir sus padres por lo que terminó siendo su hijo, el Lan menos Lan, quizás su madre pensó que si salvaba a su hijo éste iba a ser un discípulo brillante, pero la realidad es tan distinta.

Desde niño ve como los discípulos se alejan de el como si se tratase de una plaga, una enfermedad contagiosa, al final de cuentas, nadie se le quiere acercar por temor a meterse en problemas, la única excepción durante estos años ha sido Sizhui quien en incontables ocasiones se terminaba metiendo en problemas por su culpa, pero aquella excepción en algún momento tenía que terminar, lo bueno no dura para siempre. Aquella excepción se acabó cuando Sizhui se cambió a un cuarto sólo para él, algo apartada del pabellón de los discípulos, con aquella excepción que se fue llegaron con más fuerzas los viejos fantasmas que rondan su mente día y noche, trayendo consigo noches de insomnio en donde su mente reproduce todos aquellos errores que ha cometido, los regaños que le han dado, las voces en su mente reproducen todas aquellas palabras venenosas que fueron dirigidas a su persona, últimamente se encuentra tan cansado, su apetito y horas de sueño han disminuido considerablemente, pero todo tiene un punto de quiebre, ya todo está planeado para poner un punto final.

Sizhui se ha sentido intranquilo durante todo el día, además no ha visto a Jingyi en ningún lugar, preguntarle a algún discípulo si lo ha visto es un caso perdido, por eso durante la noche se coló en lo que es su antigua habitación, al entrar vio un bultito de mantas tembloroso, sabe que Jingyi tiene problemas para soportar el frío y ahora ya no lo tiene para pedirle que duerma con él, en silencio se prepara para colarse en la cama ajena, parece que tiene un cubito de hielo en vez de Jingyi entre sus brazos, lo escucha soltar un suspiro feliz por el calor que irradia su cuerpo, no pierde el tiempo para empezar a frotar la espalda contraria.

Al otro día el despertar es más cálido y reconfortante, ambos extrañaron esto, no hay palabras para expresarlo

Después de levantarse ambos se quedaron en la habitación de Jingyi tomando el té y conversando de esto y aquello, hasta que no pudieron seguir extendiendo más el tiempo, la despedida siendo algo inevitable, las responsabilidades los llaman, cerca del mediodía Sizhui bajó a Caiyi a comprar algunas cosas, ya va siendo hora de llevar a cabo su plan, pero nada lo preparó para ver aquello tras su regreso a la secta, jamás pensó que aquello sucedería, en la mañana todo estaba tan bien, incluso los rayos del sol se sentían más cálidos y el canto de los pajaritos era más alegre.

Al abrir la puerta de la habitación vio a Jingyi sobre la cama como si estuviera durmiendo, cerró la puerta con cuidado para evitar perturbar el sueño del bello durmiente, sus ojos se abrieron desmesuradamente al darse cuenta de que su pecho no subía ni bajaba.

- ¿Jingyi?

Muy en el fondo sabe que es un caso perdido cuando la persona a centímetros suyo ha partido.

Abecedario-zhuiyiTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon