Dudas

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Día 7: Ronroneo Alfa.

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Gael suspiró un instante más antes de salir de su habitación. Llevaba ropa negra elegante, la familia Garza se había reunido por lo ocurrido, al igual que las amistades más cercanas. No dudó en ponerse su desodorante para neutralizar su fragancia. No sabía con quienes podía encontrarse esa noche y lo que menos quería era armar un alboroto por eso.

El sonido de sus pasos rebotaba en su ruta al gran salón de la casona. Estaba pensativo. Después de haber abrazado a Ismael esa mañana, entró en un conflicto consigo mismo pues, esto no era lo que se suponía que tenía en mente con una relación netamente «profesional» con su jefe. Había venido porque Ismael lo necesitaba, en primera instancia se veía diferente y no como lo que Gael estaba acostumbrado. Un rato después, este le dijo que necesitaba que lo ayudaran con todo lo planificado para ese momento. Aquel mágico instante, donde esas dulces palabras habían brotando de sus labios, quizás habrían sido por algo fugaz y nada más.

Cuando llegó al salón, había un mar de extraños. Dónde la mayoría tenía una melena rubia a juego con ojos color sangre. Todos estaban de negro, solo se sentía la bruma de los murmullos y sollozos. Entre un grupo de hombres se encontró a Ismael, estaban muy distanciados. Este, de pronto dirigió su mirada a dónde estaba parado. Su expresión seria se mantuvo, volvió a darle atención a Alec que le puso una mano en el hombro. Este miró por el rabo del ojo a Gael.

Una molestía repentina lo abrumó al ver al hombre albino allí, tragó grueso y trató de fijarse en las coronas de flores que estaban arrinconadas como en una especie de altar en el que reposaba una foto del difunto justo en el centro y a lo alto. Tenía velas encendidas también. Logró ver qué una de las coronas tenía una hermosa dedicación, firmaba al final con aquel apellido que bien conocía: Vital.

—Son lindos, ¿no?— Gael contuvo la respiración y miró al frente. —... No tienes que aguantar la respiración... ¿Sabes? Justo ahora no sería un buen momento como para que hagas un número como el de la oficina— cerró los ojos y soltó el aire contenido. —... ¿Ves que es mejor cuando cooperas?

—¿Qué es lo que quiere?— Gael lo encaró molesto.

—¿Qué haces aquí?

—Soy el asistente del señor Ismael, me pidió que lo ayudara a preparar todo para mañana— respondió con una mano en el pecho. —. Estoy cumpliendo con mi labor solamente... ¿Se le ofrece algo señor Moore?— este respiró profundo.

—Pensaba disculparme por lo ocurrido ayer. Realmente estuvo muy mal de mi parte, Gael— le puso una mano en el hombro izquierdo, le acarició con el dedo pulgar un poco.

El pelirrojo se sorprendió.

—Pues... Gracias por eso.

—Solo era eso— le sonrió. —. Feliz noche, Gael.

Dejó al menor con la molestia por dentro todavía, había algo que le indicaba que no podía bajar la guardia. Se hiperventiló al verse entre tantas personas, el mal presentimiento le formó un nudo en el estómago. Necesitaba salir de allí.

Encontró una salida. En el momento que decidió salir por allí, Gael sintió un pellizco en el brazo izquierdo.

—Gael— se sorprendió al reconocer esa voz.

—Walter— por fin una cara conocida para él. —. ¿Qué haces aquí?

—Vine a dar mi pésame, en representación de mi clan. Mi padre y el de Ismael eran colegas desde muy jóvenes— miraron al hombre rubio. —. Pero bueno, está ocupado con sus amigos, esperaré contigo... ¿Tú qué haces aquí?— Gael se apretó los labios y solo volteó los ojos.

Negociando con el Corazón || Original - #OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora