Convivencia

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Día 10: Parche.

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Gael se quejaba ocasionalmente y se sujetaba la mano. Ismael al darse cuenta decidió pasar a una farmacia para comprar algo que le aliviara. Los dos llegaron a la caja por un servicio personalizado. Estaba una señora de edad con cara de pocos amigos. Ismael, con la delicadeza de un camionero, tomó el brazo de Gael y le enseñó la mordida a la señora que los miró como si hubieran matado a alguien.

—¿Tiene algo para esto?

—Por su puesto que sí— se quejó volteando los ojos. —, estos jóvenes de ahora, cambiando el orden natural de las cosas, ugh.

—Señora— Gael apoyó la mano en el plástico que los separaba. —, solo quiero un parche— sonaba fastidiado. —. Para hoy, por favor.

La mujer entrecerró los ojos y se levantó de su lugar, Gael en ningún momento demostró sentirse atacado. Ismael por su parte solo los miraba sin entender lo que acababa de pasar. Una trabajadora que escuchó la conversación, apareció de entre los estantes y se paró a un lado del par.

—Yo los atiendo— le dijo a la señora. —, no te preocupes— miró a los hombres. —. Siganme, por favor— les indicó el pasillo. Ella empezó a caminar. —. Quiero pedirles una disculpa, es que sí es un poco fuera de lo habitual eso de morderse otra parte que no sea el cuello. De todas formas, no quiero que crean que aquí se les ha juzgado, nuestro deber es darles un buen servicio para sus malestares— se detuvo delante de un estante y les mostró la gran variedad de paquetes que contenían varios parches. —. ¿Qué síntomas presentas por la mordida?

—Eh, dolor, comezón, ardor— Gael se sostenía la muñeca. Las marcas se veían rojas.

—Bueno, aún no te ha dado dolor de cabeza, ni fiebre. ¿Es reciente?— Gael se sonrojó, miró a Ismael. Este se sintió como si lo acusaran de algo grave. No tuvo más opción que asentir. —Muy bien— tomó un paquete y se lo dio a Ismael en la mano. —. Normalmente están hechos para una zona grande como el cuello— decía la farmacéutica mientras se señalaba la garganta. —, se cambia cada doce horas y es recomendable descansar completamente... Pero por ser la mano, yo te puedo recomendar que lo cambies una vez al día, puedes tomar analgésicos para el dolor, si sientes malestar debes tener reposo absoluto. El parche funciona como una compresa, verán que tiene un cuerpo acolchado, esa parte esta bañada con esencias para relajar las molestias, ¿entendido?

El par asintió. Se dirigieron a la caja, con la misma señora de hace rato. Ismael compró también unos analgésicos para evitarle molestias futuras al pelirrojo. Para cuando terminó de pagar, Gael comenzó a quejarse del dolor. Salieron de allí sin cruzar palabra alguna.

Ismael emprendió su camino otra vez. De reojo podía ver a Gael leer lo que el paquete decía al reverso, abrió la cajita y se dio cuenta de que cada compresa tenía su estuche de bolsa individual. Sacó la primera y la colocó según las indicaciones. Le cubría media mano. Ismael se detuvo en un semáforo. Gael aprovechó para mostrarle el patrón de corazones rosas que tenía dicho parche.

—Está lindo, ¿no?— el joven sonreía. Ismael le sostuvo la mano para besarla, le regaló una sonrisa después al pelirrojo. Gael se sonrojó por eso. —... ¿Dónde quieres comer hoy?

—Estás oliendo a lavanda— Ismael volvió a manejar.

—Puedo usar un neutralizador— el mayor arrugó la nariz. —. ¿Entonces qué haremos?

—¿Quieres pasar la noche conmigo?

Gael abrió los labios ligeramente, pero los ojos casi se le salían de la cara. Se sonrojó notoriamente. Ismael se reía pícaro por eso. Gael miró por la ventana, sin querer había hecho que todo en la cabina oliera fuertemente a lavanda. Ismael inhalaba esa rica esencia, se sentía relajado. No sabía si era por su efecto pero le agradaba estar así.

Negociando con el Corazón || Original - #OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora