Paz

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Días 26 y 27: Anidados y Rutina.

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—Sorní.

Gael se levantó de su asiento y entró a la oficina. Ismael lo esperaba en su asiento.

—¿Dígame, señor Garza?— se puso las manos tras la espalda.

—Necesito hablar contigo— el pelirrojo terminó de entrar. —. Pon el pasador por favor.

El menor obedeció y se sentó en el sillón de frente a su escritorio. Ismael negó con la cabeza, chasqueó los dedos y señaló sus piernas. El chico suspiró para rodear el mueble y sentarse en sus muslos. Ismael pasó sus manos por su cintura, recostó su mentón en su hombro derecho y se dedicó a oler la rica lavanda que su omega emanaba al sentirse tan débil en ese momento.

Gael cerró los ojos preocupado. Pasar la noche separados le costó mucho. Ni el olor de sus prendas podía calmarlo.

—No quiero estar así, por favor— decía el mayor. —... Haremos lo que tú quie-

—No sigas— interrumpió Gael.

—Pequeño, quiero volver a intentarlo por tí... Permíteme hacerlo, sé que va a costar pero haré todo lo posible por dártelo.

Gael se levantó. Trató de alejarse del mayor, pero las manos de este lo acomodaron para dejarlo sentado en el escritorio ahora, abriendo sus piernas, teniendo espacio para poder abrazarlo. El pelirrojo puso sus manos en su cabello.

—Lamento tanto lo de anoche... Fue muy egoísta de mi parte exigirte eso— dijo sin quitarle los ojos de encima. —... Lo mío es un simple capricho por mis hormonas— Ismael lo encaró. —y yo no voy a someterte a otro tratamiento ridículamente costoso sin saber si vamos a lograr algo o no.

—Perdón— escondió su cara en su pecho. Gael lo apretó con todas sus fuerzas. —. De verdad, quisiera poder darte una familia...

—Ismael, mírame— el rubio levantó su mirada, Gael sostuvo sus mejillas. —. Tú eres mi familia, tengamos o no tengamos cachorros, tú y yo somos todo lo que necesitamos— le besó la frente. —... ¿Está bien?

—Sí, pequeño— se aferró a su ropa.

Seguido a eso se dieron un beso tomados de manos.

El día a día, los devolvió a aquella rutina de mantenerse en un perfil bajo durante su horario laboral y ser tan amorosos como pudieran entre las paredes de su hogar. Los fines de semana era mejor pasarlos compartiendo su compañía. Sin darse cuenta, habían cumplido seis meses de conocerse. Por lo que decidieron planear un fin se semana diferente no solo para ellos, sino también para sus amigos y familiares más cercanos.

Ismael alquiló una cabaña de playa por esos días. Él sábado temprano emprendió su viaje junto al pequeño pelirrojo adormilado en el asiento de copiloto. Se sentía libre usando bermudas y dejando sus brazos descubiertos con esa franelilla, además de sus sandalias cómodas. El sol lo hizo ponerse gafas. Se preparó un cooler lleno de hielo y té de limón. Se sentía liviano.

Aparcó cerca de aquella casita rústica a varios metros de distancia de la orilla. Con palmeras al rededor y lejos de las demás cabañas. Removió a Gael para despertarlo.

Negociando con el Corazón || Original - #OmegaverseTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon