Negociando con el Corazón || Original - #Omegaverse

La familia de Gael

Día 20: Dominación asertiva.

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Ismael miraba por la ventanilla del auto, faltaba poco para llegar a su hogar. Un apretón de manos lo hizo mirar a su compañero que buscó casi de inmediato el calor de sus brazos. Estaban felices por lo que se haría ese día en honor a los dos.

—¿Dónde está Gael?— preguntó Eda.

El martes de esa semana, el cuarteto estaba en la oficina almorzando en la pequeña sala. Ismael y Eda estaban lado a lado en el sofá, Walter y Jerald estaba cada uno en los sillones.

—Está enfermo. No vendrá por el resto de la semana— respondió Ismael para beber de su vaso.

—¿Qué tiene?— Jerald tenía la boca llena.

—Ah... Está indispuesto— Ismael se interesó de pronto en su puré de papas.

—¿Ya lo vio un doctor?— miró a Walter. —El doctor de mi familia lo ha atendido durante la última década, puedo enviarlo a tu departamento para que lo revise.

—No es tan grave.

—¿Y no vendrá por el resto de la semana?— Eda se le acercó. —¿Qué le pasó?

—Nada— Ismael se puso rojo.

—Estás sonrojado— su hermano lo señaló. —. ¿Verdad que sí? Se puso rojo.

—Sí qué lo está— siguió Walter. —... ¿Qué le hiciste a Gael?

Ismael se empezó a hiperventilar por ese interrogatorio. Solo podía recordar el mordisco que le había pegado en el cuello además de la follada que le había dado hasta muy entrada la noche.

—Ismael— insistió Jerald.

El rubio se estiró el cuello de la camisa, se estaba incomodando al tener esos indecorosos recuerdos de su pequeño pelirrojo sudando y gritando entre sus brazos.

—Yuju, ¿alguien en casa?— Eda se veía preocupada. —... ¿Huele a chocolate?

—Llamaré a Gael y yo mismo veré qué tiene— Walter sacó su teléfono, Ismael se vio atrapado.

—¡Le mordí el cuello anoche!— al decir eso, se tapó la boca con los ojos bien abiertos.

Sus compañeros se quedaron sorprendidos por eso, luego se comenzaron a reír.

—Ya era hora— Eda le dio un manotón en la espalda.

—¿Le dolió mucho?— preguntó Walter.

—Sí, sí... Tuvo mucha temperatura anoche— se rascó la cabeza, si supiera que esa temperatura era a causa del propio Ismael. —... Le puse un parche y le dejé analgésicos a la mano, así que debe estar bien.

—Oye, es hora de hacer oficial su arreglo— Jerald se levantó de su asiento. —. Le diré a mamá, haremos una cena en la casona y todos vamos a asistir-

—Jerald— llamaba su hermano serio.—... Con lo que está pasando no creo que sea correcto llamar la atención.

—Aún así, mamá debe saberlo Ismael— Jerald tomó su teléfono.

—Te prohíbo que le avises, Jerald— el nombrado apagó su pantalla, un segundo después Ismael recibió una llamada de su madre. —. Eres el peor hermano del mundo.

—De nada— sonrió. —. Eda y yo vamos a organizar la reunión.

Ismael deslizó su dedo para atender.