44| Reencuentro.

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44| Reencuentro

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44| Reencuentro. 


—¿Te parece ir a ver la feria navideña? —le pregunto segundos después de haber salido del apartamento.

Él me dice que sí con la cabeza y comienza a caminar a la par de mi calle arriba en dirección a las tiendas.

Casi que no puedo contener la emoción mientras andamos sobre el asfalto. Lo miro de reojo un par de veces y percibo que él hace lo mismo, cuando quito las manos de mis bolsillos para frotarlas y dejarlas caer a los costados de mi cadera, él también lo hace y cada ciertos momentos nuestros dedos se rozan y me muerdo los labios para no hacer la emoción tan notoria. El cosquilleo en el estómago se intensifica, me cuesta ocultar la sonrisa.

Intentamos sostener una conversación torpe sobre los edificios de la ciudad y el clima hasta que llegamos a las tiendas artesanales. Mi corazón está acelerado, pero debo mantener la calma.

—Es lo que más me gusta de esta época. Acá podemos encontrar de todo, desde los regalos hasta las decoraciones para él árbol o guirnaldas para las puertas. —le comento al mismo tiempo que nos adentramos a los pequeños puestos individuales decorados con lucecitas —Me gustaría hacerles un regalo a los chicos, sé que a Chiara le gustaría una cartera nueva, pero no se me ocurre nada para Lydia o Luigi.

—Yo creo que tengo el regalo ideal para Lydia—a causa de que hay tanta gente y ruido, pero lo termina susurrando al oído. El pasillo por el que tenemos que movernos es bastante estrecho, así que a los pocos minutos terminamos más cerca de lo que deberíamos, rozando cuerpo con cuerpo.

—Entonces yo voy por el de Chiara, tú por el de Lydia y elegimos juntos el de Luigi— propongo y el asiente de acuerdo. Su mano termina aferrándose de la mía para no perdernos entre tanto maromo de gente, salimos del pasillo de puestos de feria y nos metemos a un local con variedad de utilería, yo me encamino al pasillo de carteras y accesorios y él se va a lo que parece ser la sección de deporte. Quedamos en encontrarnos dentro de diez minutos.

Me entretengo mirando unos brazaletes con lentejuelas y dudo si a Chiara no le gustará mucho más un obsequio como ese, estoy a punto de tomarlo junto a un bolsito pequeño cuando en el mismo corredor y de espaldas a mí, veo una silueta demasiado familiar para mis sentidos.

Se me cae el brazalete y me levanto a recogerlo a prisa, lo veo de nuevo por el rabillo del ojo.

No mires atrás, ni se te ocurra mirarlo.

Me lo repito varias veces hasta convertirlo en mi mantra. No mires al pasado.

Pero por desgracia lo hago, y maldigo a Elena por haber usado la ley de atracción para hacer que esto sucediera. Fredd voltea un poco la cabeza al oír el ruido del brazalete caer en el piso y hace contacto visual conmigo.

Cuando nos convirtamos en estrellasWhere stories live. Discover now