14| Un novio debería saber eso.

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14| Un novio debería saber eso

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14| Un novio debería saber eso. 


El resto de los días de la semana resultan ser mucho mejores que el primero.

El martes por la mañana todo comienza a marchar con calma en comparación a lo que creí. Ya un poco más coordinados con el horario, gozamos de un buen desayuno sin contratiempos y un viaje en coche tranquilo que dejó a los niños puntualmente en la escuela.

Sin llegar tarde, sin griteríos y con una convivencia sorprendentemente buena, la mañana se pasa volando hasta la hora de ir a recogerlos de vuelta. Una hora después, ya almorzados y mientras me mantengo enfocada en vigilar a Damian que está a cargo de ayudarlos con los deberes, me entretengo con mi laptop en la sala de estar al mismo tiempo que termino de preparar los últimos detalles antes del viaje de mañana hacia Candeli.

Damian y yo nos somos amigos y eso me ha quedado claro, pero no declinó de la oferta de ir conmigo hasta la pequeña ciudad de años de antigüedad que puede resultar ser una caja de respuestas. Estoy a punto de cerrar la laptop y apretar el botoncito de apagado cuando el timbre del portal suena y los cuatro pares de ojos restantes miran en mi dirección a la espera de que yo vaya a abrir la puerta.

—Que no se le haga costumbre— apunto directamente con mi dedo a cada uno de ellos.

Detrás de la puerta, un chico de no más de dieciséis años me saluda sonriente.

—Buongiorno sono Joshué, è Lydia qui? «Hola, soy Joshué, ¿está Lydia aquí?»

Chiara baja las escaleras justo antes de que entre.

Mira al chico con una mueca.

—¿Otra vez aquí? Pensé que ya habían terminado.

el chico educadamente limpia sus mocasines en la alfombrilla de entrada, la mayor de los hermanos me hace una seña para que cierre la puerta detrás de él.

—Lydia es para ti, ven.

—¿Quién es? —susurro discretamente mientras las dos caminamos tras él, quien va decidido hasta la sala, supongo que no es la primera vez que visita la casa.

—El tutor de matemáticas avanzadas que mamá contrató para Lydia es el vecino ¿no te dijo que los viernes se aparece por casa? —contesta cruzándose de brazos y fijando nuevamente su atención en su celular— también va a nuestra escuela y es el marginado que se sienta conmigo en clases de química, por obligación, obviamente.

—Y también puedo entenderte perfectamente porque voy contigo a clases de inglés— se detiene volteándose y entrometiéndose en nuestra conversación.

—No estoy hablando contigo.

—Sé que te caigo bien —le sonríe.

—Me caería mucho mejor una iguana—Se aparta— Y a ver si te quitas un día de estás ese horrible lunar que llevas en la cara.

Cuando nos convirtamos en estrellasWhere stories live. Discover now