45| Dejar el pasado atrás.

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45| Dejar el pasado atrás

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45| Dejar el pasado atrás.  


Ver a Damian romper en llanto es una de las cosas más tristes que me han tocado presenciar. Y aunque ahora ya ha parado de llorar y nos encontramos de regreso al apartamento, sigue siendo difícil pensar en las veces que ha llorado antes solo sin haber tenido consuelo.

Mi mano permanece aferrada a la suya mientras esperamos a cruzar un semáforo. Solo me basta con mirarlo un par de veces para notar que algo cruza su expresión, no sé qué con exactitud, pero definitivamente es algo. Quizá veo un poco de vergüenza, otro poco de resentimiento y un hilo de cobardía, pero al menos no veo duda, y eso me reconforta lo suficiente.

He decidido que a partir de hoy durante todos los días que nos quedan, le haré entender a Damian que el no se merece seguir viviendo con la culpa. Que ya es hora de dejar atrás y seguir adelante.

—Podemos hablar de lo que quieras, no es necesario ir todo el camino en silencio —digo apretando muy sutilmente la palma de su mano, me gustaría que su humor volviera a ser el de siempre, quiero verlo sonreír de nuevo.

—Me siento liberado —admite—Sé que no es suficiente para decir que ya todo está superado, pero al menos es el primer paso de una larga caminata.

—Es todo un comienzo, tienes todo mi apoyo, y sé que el abuelo Adriano y su hija Bianca también te lo darán si algún día decides contárselo, seguramente ahora te estén extrañando mucho —manifiesto, y muy distinto a como lo pensé, obtengo una reacción extraña de su parte, me mira de reojo con las cejas arrugadas.

—¿Por qué me los nombras ahora?

—Porque no me cabe duda que te quieren muchísimo y que serían muy felices si tú decides volverte con ellos a Italia.

—¿Y quién me asegura que yo voy a ser feliz allá? Recién acabamos de llegar y ya estás intentando decir que lo mejor para mi es irme.

—No es eso...—me muerdo los labios con nervios —Es solo que...seguramente ellos puedan darte un mejor futuro del que podrías tener aquí, en Manhattan no estás del todo seguro, tu padre puede encontrarte en cualquier momento y podría hacerte daño. Allá todo sería mejor para ti, tendrás el sostén de una familia amorosa y podrás continuar tus estudios incluso en una escuela privada si lo deseas.

—¿Y qué hay de ti? —espeta. Su mano me suelta cuando comenzamos a subir las empinadas escaleritas de un puente.

—Salvo a los Berlusconi, ya no tengo nada que me ate a ese país.

—Entonces no me pienso ir. —rebate. Y da un paso tan grande hacia delante que prácticamente me deja sola.

—¡Damian! — lo llamo. —¡Oye idiota, solo quiero hacerte entrar en razón!

—¿Hacerme entrar en razón? — se detiene, regresa los cuatro metros de los que sacó ventaja— ¿No tomaste en serio todo lo que te dije antes de venir? ¿Lo que admití en el cementerio? Estoy enamorado de ti, Quinn. Jodidamente enamorado de ti, y no me pienso alejar solo porque los D'Fiore te hayan querido convencer de lo que es o no mejor para mi.

Cuando nos convirtamos en estrellasWhere stories live. Discover now