2| No es un perro

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2| No es un perro

—¿Qué es eso? ¡¿Lo atropellaste?! —me desespero.

Por el susto, Rose suelta el cuerpo y el cuerpo magullado y malherido golpea contra el sillón, el forajido se queja adolorido.

Está vivo.

—Lo siento, Damian, se me zafó el agarre.

¿Damian? ¿Quién coño es Damian? ¿Y porque ahora está tendido en la alfombra de nuestra sala?

—Quinn, ayúdame —insiste.

—¡¿Ayudarte?! —me indigno— ¿Qué quieres? ¡¿Enterrar el cuerpo?!

Mis ojos no se apartan de lo que veo. El chico hace un esfuerzo por levantarse, su camiseta se realza apenas unos centímetros, pero eso es suficiente para que perciba los moretones violetas de su torso.

—¡Quinn, por favor! —Me regaña llevando las manos a sus caderas y nuevamente el chico se da contra el suelo. La cara de mi tutora se transforma en una mueca—Míralo, Está sangrado, creo que va a ser mejor llamar a una ambulancia.

Se arrodilla frente al delincuente y lo ayuda a levantarse para sentarlo en el sillón de la sala. Sus ojos viajan a los míos y su ceño se frunce cuando me ve todavía ahí parada estática y desconfiada

—Ve a buscar el número de emergencia, está en la cocina —manda

Estoy a punto de girar sobre mis talones para hacerlo cuando el castaño levanta la vista alarmado. Observo como justo por debajo de su nariz se aprecian unas pequeñas líneas rojas que están a punto de formar un charquito de sangre en el suelo.

Suelo blanco que limpié esta mañana, cabe recalcar.

Aunque todavía permanezco asombrada y atónita viendo la silueta de la nueva "curiosidad" que se ha traído Rose a casa, hago caso a sus palabras y vuelvo a enfocarme en ir hacia la cocina. Sin embargo, por segunda vez algo lo impide.

—No...la emergencia no —balbucea intentando erguirse.

Al levantar la vista y dirigirse a mí, la luz de la sala cae directamente en su rostro y lo primero que puedo notar es su pómulo hinchado y herido.

—¿Por qué no? Necesitas ver un médico —Repone mi tutora a su lado.

—No tengo seguro.

—Mírate la cara, ¿Quien te ha hecho eso? Es terrible.

—Me asaltaron unos tipos —contesta — Creo que esos a los que mi padre les debía dinero.

La cara de Rose se vuelve igual de violeta que la de él.

—Sonia me mataría si te dejo irte así como si nada. —replica —Si no quieres una emergencia está bien, pero al menos déjanos curarte.

Esta vez el chico no dice nada.

Cuando nos convirtamos en estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora