14.- Mario comía hongos, pero no terminaba así

225 34 58
                                    

MinHo me envió tres mensajes anoche, casi a la una de la mañana, preguntándome cómo me había enterado de lo que sucedería en el parque

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MinHo me envió tres mensajes anoche, casi a la una de la mañana, preguntándome cómo me había enterado de lo que sucedería en el parque. Pensé en responderle, pero hasta ahora mi cabeza está en cualquier lugar menos en lo de MinHo, así que corté por lo sano y lo ignoré. Tengo otros asuntos de los que ocuparme; asuntos más importantes y que casi no me dejaron dormir anoche.

Más específicamente, me refiero a KiBum.

Porque, sí. Le envié unos cuantos mensajes pero terminó por bloquearme. Ni siquiera me contestó. Simplemente me bloqueó de Kakao y también bloqueó mi número de todo y cuanto encontró. Lloré como un adolescente de corazón roto hasta las 4AM, cuando el dolor de cabeza me ganó la batalla y no tuve más remedio que caer dormido.

Me hubiese gustado tener a Loki conmigo para que por lo menos me diera algunos mordiscos en las manos, pero él ya está de vuelta con su legítima humana.

Después de una noche de pesadillas relacionadas con el cerdo asqueroso ese, me desperté a las 10, sin ganas de nada. Mamá me trajo el desayuno a la cama, se sentó a mi lado y me acarició el cabello. Me preguntó si había algo de lo que quería hablar, pero le dije que no; que no se preocupara, que ya iba a pasar. Que había tenido una pelea con KiBum y que por eso estaba así. Ella me dijo que seguramente lo podríamos solucionar, pero no estoy tan seguro de ello.

Me volví a dormir a las doce. Desperté a las cuatro. Tuve un sueño raro con mi abuela, pero me hizo sentir mejor.

Nuevamente estábamos en ese cuarto de luces enceguecedoras y paredes desnudas. Nos encontrábamos los dos en el suelo; yo entre sus brazos, ella besándome la frente y acariciándome el cabello. En el sueño yo tenía cinco años. Le tocaba el cabello rubio y me reía mientras ella me mecía de atrás hacia delante, al ritmo de un monitor de signos vitales. Cantaba 'Over the Hills and Far Away', esa nursery rhyme del siglo XVII, como siempre hacía cuando yo era muy, muy pequeño. Claro que ella cantaba esa versión alternativa; esa donde nadie se podía mantener quieto cuando Tom tocaba su flauta, donde todos quienes lo oían, bailaban, desde Irlanda, por Inglaterra, hasta España y Francia.

Lindas metáforas para decir que Tom era un inglés hijo de puta que se jodía a los irlandeses, españoles y franceses a rifle limpio en las guerras.

Pero en fin. La abuela era así, un poco retorcida a veces. Supongo que por eso yo la quería —y quiero— tanto. Debo admitir que soñar con ella me calmó un poco, aunque mi ánimo no mejoró demasiado. Intenté llamar a KiBum poco después de despertar, pero descubrí que todavía me tenía bloqueado hasta entonces.

Le escribí a JongHyun después, para saber la magnitud de la situación y de cómo estaba KiBum. Tardó un poco en responderme, y sólo me dijo que le diera algo de tiempo. ¿Pero cuánto tiempo? ¿Unas horas? ¿Días? ¿Semanas? ¿Meses?

No soporto estar así con él. No soporto tener el sentimiento amargo en el pecho que me hace pensar que no sólo es KiBum quien está resentido conmigo por salvarle el culo a MinHo. Porque, claro, hicieron un plan para dañarlo en mi nombre, para vengarme. Y si bien agradezco la intención, no es eso algo que yo tenía en mente. Es obvio que MinHo no es mi persona favorita, ni en lo más mínimo, pero tampoco quiero que mis amigos se ensucien las manos por ajusticiarme.

〈 La Habitación Blanca 〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora